Gigante de la Amazonía: descubren fósil del que habría sido el delfín de río más grande del mundo
“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”
El Medio Ambiente
Un cráneo fósil permitió que un grupo de científicos descubriera, en el departamento de Loreto, en Perú, al que sería el delfín de río más grande del mundo y que vivió hace más de 16 millones de años en lo que hoy es la Amazonía.
El hallazgo muestra que a América del Sur no sólo llegaron los delfines de la familia Iniidae, sino que también lo hicieron los parientes cercanos de los actuales delfines de río que habitan en el sur de Asia.
El cambiante clima de la Tierra hizo que varias especies de delfines marinos evolucionaran y se adaptaran a vivir en ecosistemas de agua dulce para tratar de escapar de la extinción.
En el río Napo, en el departamento de Loreto, en la Amazonía peruana, vivió la que hoy se sabe es la especie de delfín de río más grande que haya existido. Se trata del Pebanista yacuruna. Su tamaño era colosal: entre 2,8 y 3,5 metros, superando el máximo de 2,5 metros de los actuales delfines de río. El hallazgo de su fósil es sorprendente y a la vez paradójico: una completa novedad para la ciencia, aunque se trata de un cetáceo que vivió hace aproximadamente 16,5 millones de años y se extinguió hace aproximadamente 11 millones.
El descubrimiento paleontológico fue publicado el 20 de marzo de este año en la revista Science Advances, luego de estudiar y analizar un cráneo fósil durante seis años.
“Eran los últimos días de la salida de campo [2018] y el fósil lo terminamos encontrando en una pared. Uno de mis colegas, John Flynn, me dice: ‘Mira que hay unos huesos saliendo’ y me sugiere que les preste un poco de atención. Yo le estaba prestando atención al piso y ahí también terminé encontrando un pedazo del mismo espécimen. Vimos que estaban conectados”, le dice a Mongabay Latam Aldo Benites-Palomino, autor principal del artículo e investigador del Departamento de Paleontología de la Universidad de Zurich y del Departamento de Paleontología de Vertebrados de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Perú.
Aunque el delfín gigante fue hallado en Sudamérica, donde habitan especies de la familia Iniidae, Pebanista yacuruna forma parte de la familia Platanistidae, a la que pertenecen los dos actuales delfines de río de Asia: delfín del Ganges (Platanista gangetica) y delfín del Indo (Platanista minor).
Benites-Palomino ya tenía indicios de que esto era posible, gracias al hallazgo de un oído fósil en el 2018 en la región de La Venta, en el desierto de la Tatacoa (Huila, Colombia).
“Era un indicio, una sugerencia de que estos animales [emparentados con los actuales delfines de río asiáticos] ya podrían encontrarse en Sudamérica”. El investigador comenta que el problema de los oídos fósiles es que son fragmentos de hueso diminutos que contienen información valiosa, pero excepcionalmente limitada.
El científico agrega que el hallazgo y descripción del cráneo fue la comprobación de la conexión que existió entre el sur de Asia y esta parte del continente americano. “La aparición de platanístidos del Mioceno medio en las localidades de La Venta y Fiztcarrald (Perú) sugiere que los miembros de este linaje se trasladaron a ambientes de agua dulce en América del Sur, antes que los ancestros del moderno delfín del río Amazonas, Inia”, se lee en el artículo científico de 2020 que detalla este descubrimiento.
Un delfín gigante y ciego
El gigantesco delfín fue bautizado como Pebanista yacuruna y su nombre no fue asignado al azar. Pebanista hace referencia a Pebas, un enorme lago que existió en la época del Mioceno, el cual era rico en biodiversidad y donde vivían criaturas acuáticas de gran tamaño que ya se encuentran extintas. La región del Pebas se extendía desde lo que hoy es el valle del río Magdalena, en Colombia, hasta Bolivia y un sector de Brasil. Por su parte, yacuruna es una palabra de origen quechua que hace alusión a una mítica criatura acuática de la Amazonía peruana.
Rodolfo Salas Gismondi, paleontólogo y miembro del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Perú, le dijo al medio RPP que su interés era encontrar fósiles de cocodrilos porque esa es su especialidad, “pero la sorpresa fue que encontramos delfines y eso es muy interesante porque los delfines de río son muy escasos a nivel mundial como fósiles. No se sabe casi nada de su historia”.
El artículo científico donde se presenta al delfín más grande del mundo destaca que este es el primer representante de agua dulce en América del Sur perteneciente a la familia Platanistidae, caracterizado por un cráneo asimétrico, un rostro grande y robusto, y crestas supraorbitarias muy desarrolladas.
“Una serie de análisis filogenéticos ubican al nuevo taxón como un grupo hermano de los delfines Platanista existentes, demostrando así que al menos dos clados de odontocetos (Platanistidae e Iniidae) hicieron la transición a ambientes de agua dulce en América del Sur”, destaca el documento.
Otra de las características del primitivo cetáceo era su poca visión. El animal era prácticamente ciego y al vivir en aguas muy turbias, desarrolló un complejo sistema de ecolocalización que le permitía ubicar a sus presas.
A pesar de que los investigadores sólo tenían el cráneo fósil del delfín, el hallazgo fue suficiente para estimar las medidas de su cuerpo. “La ventaja que tenemos cuando estudiamos cetáceos es que tenemos bases de datos gigantescas con las medidas de los cetáceos actuales. Con ciertas medidas del cráneo se han creado ecuaciones que permiten reconstruir el tamaño entero”, comenta Aldo Benites-Palomino. Gracias a esa modelación, pudieron estimar el tamaño de Pebanista yacuruna entre 2,8 y 3,5 metros de largo.“Siempre un rango, porque el tamaño exacto no lo podremos tener”, aclara.
El artículo científico destaca que un tamaño corporal tan grande, también registrado en otros habitantes del Pebas, como peces y cocodrilos, podría atribuirse a la gran disponibilidad de recursos en los ecosistemas de la antigua Amazonía. El documento indica que otros factores que pudieron influir en la gran talla del delfín fueron la falta de depredadores y de competidores directos en el sistema de megahumedales de Pebas.
De la evolución a la extinción
La pregunta del millón para los científicos es: ¿cómo llegó a Sudamérica un delfín cuyos parientes más cercanos y actuales habitan al otro lado del mundo? Aldo Benites-Palomino asegura que fósiles como este terminan generando más preguntas, pero que se han establecido algunas hipótesis.
Según dice, los delfines de río de Asia y este animal sudamericano, Pebanista yacuruna, pertenecen al grupo de los platanistoideos, que eran muy comunes en los océanos hace 20 millones de años. Sin embargo, cuando empezaron a evolucionar otros tipos de cetáceos, surgieron presiones sobre ellos y los pocos que sobrevivieron fueron los que entraron en el continente para habitar otro tipo de ecosistema muy distinto al marino. “Tratando de escapar de la extinción en el mar, entraron al continente. Pero lo hicieron de maneras independientes, unos por el sur de Asia y otros por Sudamérica”.
Los cambios que ha sufrido el planeta llevaron a que el delfín gigante, durante una etapa de calentamiento de La Tierra, fuera capaz de evolucionar para adaptarse a ecosistemas de agua dulce. Sin embargo, cuando el planeta empezó a enfriarse nuevamente, la especie terminó en la extinción.
“En nuestro problema actual [cambio climático] tenemos una aceleración del calentamiento. Se están dando cambios repentinos en las condiciones climáticas globales que pueden desatar eventos de extinción en cualquier parte del mundo. La zona tropical, donde se encuentra la Amazonía, es excepcionalmente sensible a estos cambios”, dice el paleontólogo peruano.
La ciencia aún no ha descrito a muchas de las especies actuales y lo que falta por descubrir de lo que alguna vez existió, representa un reto aún mayor. Por ejemplo, Benites-Palomino comenta que él y sus colegas todavía tienen mucho material para estudiar de lo que han encontrado en la Amazonía y en el desierto costero de Perú. “Creo que no hemos estudiado ni el 1 % de la colección científica en Lima”, finaliza.
Fuente:
Abril, 2024