La última esperanza para el delta del Mekong
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Deltas
Los desastres naturales, la contaminación, la salinidad del agua y la erosión dañan esta zona de Vietnam. Los científicos plantean el policultivo como solución
Granja de policultivo operada por Le Hoang ThanhANTONIO LÓPEZ
Antes de llegar a su desembocadura en el Mar de China, el río Mekong se bifurca en múltiples canales. De ahí su nombre en vietnamita đồng bằng sông Cửu Long, que significa "Delta del río de los Nueve Dragones".
Al amanecer, sus habitantes acuden en sus barcas a los mercados flotantes y el río se vuelve intransitable, lleno de vida. En la tierra, los campos de arroz y caña de azúcar pintan de verde los campos salpicados de balsas de cría de camarones.
En una de las granjas, Tran Van Danh y su esposa Vi Thi Phan echan cuentas para pagar las deudas antes de final de mes. Sus tierras pertenecen a la familia desde hace 80 años. Hace catorce, se vieron obligados a cambiar sus cosechas tradicionales por la de estos crustáceos. Pero en los dos últimos años, su producción ha descendido bruscamente y la situación económica resulta insostenible.
Hace más de una década, en los campos más cercanos al mar, las plantaciones tradicionales de monocultivos comenzaron a ser sustituidas por balsas para la cría de camarón. La mayor salinidad del agua derivada de la crecida de las aguas arruinaba los cultivos de arroz o de caña de azúcar y el gobierno instó a los agricultores a adaptarse a las nuevas circunstancias.
Miles de familias solicitaron préstamos bancarios para construir las granjas, comprar alimentos para camarones, medicamentos, fertilizantes y otros productos químicos para garantizar la productividad. Para construir las balsas hay que arrancar los manglares, un protector natural contra la erosión de la tierra. El uso excesivo de productos químicos para mantener la calidad del agua de las balsas daña los ecosistemas. La contaminación y el empobrecimiento del suelo que genera el desagüe, junto con el aumento continuo de la salinidad (en las zonas más cercanas al mar ha dejado de ser apto para el riego), condenan a los camarones a enfermedades epidémicas que arruinan a sus dueños. Muchos se han visto obligados a abandonar la tierra de sus ancestros y emigrar a las ciudades en busca de empleo.
Las organizaciones que trabajan a favor del medio ambiente trabajan en vías sostenibles para revertir esta situación. Nguyen Minh Quang, un joven profesor de la universidad de Can Tho y co-fundador del Mekong Environment Forum está convenciendo a los agricultores para apostar por combinar prácticas de sostenibilidad tradicionales y de vanguardia. "Necesitamos que los agricultores cambien a un modo de vida más resistente al clima donde dependan menos de artículos costosos y dañinos como fertilizantes y pesticidas. Es necesario educar sobre el policultivo con un sistema agrícola a pequeña escala que combine manglares, camarones, peces, cangrejos, verduras y frutas”.
Al policultivo le han denominado sistema VACB, que procede de los cuatro elementos que combina; vuon, que significa huerto; ao, piscicultura o estanque de peces; chuong, granja de ganado y biogás.
Consiste en construir un estanque para peces, camarones y cangrejos y plantar manglares para que actúen como hábitat para la acuicultura, filtren naturalmente el agua, proporcionen nutrientes y detengan la erosión de la tierra en caso de clima extremo. Los cangrejos se comen a los camarones enfermos y evitan epidemias.
Los huertos suelen ser pequeños, difícilmente sobrepasan la media hectárea y están compuestos de árboles frutales que producen naranja, pomelo, mengteng (una fruta agria, similar a lichi), durian, rambután y mangostán. Las verduras cultivadas incluyen cebolla, camote, berros, tomate, repollo y espinacas. Así consiguen productos para el mercado y el consumo propio durante todo el año.
El estiércol que genera el corral de ganado que solía terminar en el río, ahora es transformado por un biodigestor en fertilizante para algas, una fuente de alimento para peces, y gas metano, que se utiliza para cocinar, generar energía y bombear agua para regar los huertos. Los materiales orgánicos limpios se liberan en los estanques de peces, donde actúa como fertilizante.
Este tipo de cultivo permite un ingreso estable durante todo el año sin depender de un solo producto. A veces puedes conseguir una cosecha excelente pero el precio del producto es bajo ese año, con este sistema tienes otros productos con los que nivelas la balanza. Una encuesta realizada por la Universidad de Can Tho entre los que han implementado el VACB muestra como los usuarios han incrementado sus ingresos y han dejado de depender de las remesas enviadas por sus familiares o de los ingresos extras de trabajos temporales, algo habitual en las zonas rurales de Vietnam. Muchos han invertido en dar una educación superior a sus hijos.
Unos trabajadores descargan mercancías del puerto de Cai Be. En el Delta del Mekong es más fácil transportarlas a través del río, ya que está completamente canalizado y se puede acceder a todas las ciudades en barco.
Le Hoang Thanh practica desde hace años el policultivo y tiene en su granja dos estanques rodeados de manglares llenos de carpas, tilapia, caracoles y una planta flotante llamada lechuga de agua. Alrededor de los estanques y su casa hay 80 árboles frutales. Cada producto de la granja es orgánico y su sistema está completamente cerrado, lo que significa que no entra nada de fuera de su granja, ni pesticidas, fertilizantes ni antibióticos para mantener su productividad. "Realmente disfrutamos de este modelo de agricultura, y mantener el sistema no requiere mucho trabajo. A veces, no tengo que atenderlo durante unas semanas", afirma.
El modelo de policultivo puede ser una solución al conflicto ecológico entre la conservación de manglares y el cultivo de camarones en las provincias costeras del delta. El objetivo ahora es generalizarlo. El Mekong Environment Forum realiza talleres donde enseñan a los granjeros la técnica del policultivo con el programa Flying Cranes, creado con el apoyo del consulado de los Estados Unidos en Ciudad Ho Chi Minh a través de una subvención del Programa del Sudeste Asiático del Centro Stimson.
Para construir las balsas de las granjas de camarones, los manglares del área deben ser arrancados. Tratándose de parapetos naturales contra la erosión y el aumento de las aguas, la situación empeora a largo plazo.
En los talleres informativos son los propios granjeros los que cuentan su experiencia con el VACB a sus compañeros y las ventajas económicas y medioambientales que supone. Los granjeros comprenden ahora el impacto negativo de las aguas residuales que se descargan de los estanques de cría intensiva de camarones. Algunos granjeros han expresado su preocupación sobre la política gubernamental que alienta el cultivo intensivo este producto. Hasta ahora han dado el paso más de seiscientas familias. El pasado seis de diciembre, sus granjas de policultivo recibieron la visita de un grupo de agricultores y periodistas de Camboya acuciados por el mismo problema e interesados en esta vía de remediación.
La extracción de arena
El éxodo desde el campo ha duplicado en veinte años la población de las ciudades vietnamitas. La demanda de arena para la construcción ha aumentado y se ha creado un lucrativo negocio que ha generado un mercado negro nutrido por la extracción en el Mekong.
El delta se formó con los sedimentos depositados por el río en su desembocadura durante los últimos 6.000 años. Desde 2005, ha pasado de ganar entre 16 y 25 metros por año en las costas oriental y occidental, a perder 50 metros anuales según las estimaciones del investigador Nguyễn Hữu Thiện, publicadas en el diario Countryside Today.
La erosión natural y la causada por la mano del hombre son continuas. Mientras, el río ha perdido la capacidad de reponer los sedimentos tras la construcción de represas a lo largo de todo su recorrido desde China. "Estamos gastando nuestro presupuesto de arena más rápido de lo que podemos producirlo de manera responsable", declaraba Joyce Msuya, directora ejecutiva interina del PNUMA, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en el informe publicado este año.
Un barco de transporte por el río Mekong. El cambio climático y la extracción de arena son dos de los grandes peligros que corre. Los científicos afirman que, debido a ellos, el Delta del Mekong habrá desaparecido en 2050.
En 2017 las alarmas estatales saltaron al conocerse los datos aportados por el viceministro de Seguridad Pública, Lê Quý Vương, quien reveló que la policía había detectado más de 4.300 violaciones en las 8.000 inspecciones realizadas en el último año. "Hubo casos en que las actividades ilegales fueron cubiertas y protegidas por funcionarios corruptos en los niveles comunales y provinciales, e incluso por organismos de protección de la ley", recalcó Vương en declaraciones recogidas por Vietnam News.
El Gobierno propuso entonces medidas urgentes para limitar la extracción de arena como prohibirla en áreas propensas a la erosión e incrementar las multas. El pasado verano se anunció el establecimiento de cuatro puestos de vigilancia con una inversión de siete millones de dólares en alta tecnología para detectar y combatir la extracción ilegal. Desde el Ministerio de Construcción buscan materiales alternativos para reemplazar la arena y la grava en la nivelación de terrenos en los proyectos de construcción.
Investigadores como Nguyễn Hữu Thiện cuestionan la construcción de diques que el Gobierno lleva a cabo debido a su alto precio. Un kilómetro puede costar cuatro millones de dólares. Doãn Hà Thắng, experto en tecnología espacial, aboga por el uso de satélites para observar los cambios en el volumen de la arena y poder evaluar si una empresa sobreexplota. Propone una inversión pública para comprar imágenes a distribuidores o incluso tener un satélite propio teniendo en cuenta que ahora son más asequibles debido a su pequeño tamaño, bajo costo y peso ligero.
El Delta se hunde, llevándose consigo granjas y hogares. El Gobierno de Vietnam estima que unas 500.000 personas deben ser reubicadas, ya lo han hecho con 1.200 familias.
Fuente:
Antonio López Díaz
Febrero, 2020