Del techo a la cisterna
“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”
Acceso al Recurso Hídrico
Las sencillas instalaciones de recogida de agua de lluvia en los techos de las casas son muy útiles para facilitar a las comunidades con pocos recursos paliar la falta de suministro. Su construcción es plenamente participativa y permiten crear la base de una cultura del agua resiliente frente al cambio climático. En un nuevo proyecto en Brasil, ayudamos a más de 2.500 personas a disponer de agua potable de forma autogestionada.
Más de la mitad de la población mundial vive con marcadas diferencias climáticas entre las estaciones lluviosas y las secas, y las comunidades con menos recursos de estas zonas tienen cada vez más dificultades para afrontar el estrés hídrico. Son conocidas las situaciones que se viven en el Sahel, la mayor parte de India y en cada vez más áreas del África Subsahariana y de las zonas semiáridas de Sudamérica. El cambio climático ha alterado los patrones de precipitaciones: aumentan los periodos de sequía y los de lluvias se acortan o presentan episodios meteorológicos violentos cada vez más frecuentes.
En 2022, según el JMP de la OMS y UNICEF, en 2022, todavía unos 703 millones de personas no disponían de acceso seguro al agua o lo tenían a más de 30 minutos de su domicilio. En estas comunidades la recolección de agua de lluvia es un recurso ancestral especialmente valioso, ya que puede complementar otras alternativas de suministro, como la extracción de agua subterránea, o significar en sí mismo un sistema capaz de garantizar el acceso básico en periodos secos.
Técnicas clave para la agricultura
Una de las técnicas más comunes en las zonas agrícolas es la construcción de pequeños embalses: el agua, acumulada durante la época de lluvias, se utiliza para regenerar los acuíferos, frenar su sobreexplotación, controlar las escorrentías dañinas y proporcionar a los campesinos una fuente de recursos. Es el caso de India, donde estos pequeños diques transforman la vida de los que dependen sólo de la estación monzónica. Si visitas nuestros proyectos en Ganjikunta y Girigetla, y los más recientes de Settipalli y D.K.Thanda4, podrás constatar la importancia que tienen estos embalses autogestionados por la propia comunidad para la resiliencia de las comunidades rurales en una zona climáticamente tan afectada como el sur de Asia.
Aldeas y ciudades: captación in situ
A escala más reducida, en los núcleos urbanizados a los que no llega el suministro o éste se ve interrumpido por las sequías que afectan a los pozos y fuentes habituales, las técnicas de captación directa de agua de lluvia – también conocidas como técnicas de WH (del inglés water harvesting) – son simples y útiles. Básicamente se trata de recoger la escorrentía de techos o superficies impermeables del suelo y conducirla a depósitos específicos. Son técnicas que desde muy antiguo se vienen utilizando en las chabolas de los barrios marginales y que, con el adecuado control sanitario, se están implementado como recurso para afrontar la falta de suministro y las sequías.
En el Sertón brasileño hemos iniciado un proyecto para proporcionar agua potable a las familias de la localidad rural de Canapi mediante un sistema de captación de agua de lluvia a pequeña escala que utiliza los techos de las viviendas para llenar cisternas. El Sertón es una subregión de la Región Semiárida al noreste de Brasil que se encuentra dentro del denominado “polígono de la sequía”, con una temporada de lluvias corta y una estación seca prolongada; está habitado preferentemente por comunidades rurales de agricultores y ganaderos.
El cambio climático está teniendo graves repercusiones socioeconómicas en la región, con una notable reducción de la productividad de los cultivos y un empobrecimiento del suelo a causa de la desertificación y la erosión, lo que empeora la seguridad alimentaria de sus habitantes.
La población del municipio de Canapi, donde se ubica el proyecto, es muy vulnerable, con bajos niveles de educación e ingresos, y sufre una grave falta de infraestructuras de suministro de agua y servicios básicos. Además de la poca cantidad de agua disponible, la falta de potabilización propicia la proliferación de enfermedades que tienen un impacto muy negativo en la desnutrición infantil.
El beneficio de los tejados
El proyecto consiste en la instalación de 30 cisternas con una capacidad de almacenamiento de 16.000 litros de agua proveniente de la lluvia recogida en los techos y tejados de las casas. El objetivo es conseguir que esas cisternas permitan a las familias tener acceso a agua potable más allá de la época de lluvias (de diciembre a marzo), cuando las fuentes y pozos de su precario sistema de suministro se secan.
El desarrollo del proyecto implica directamente desde el comienzo a la comunidad y establece un método eficaz para lograr la eficiencia de las instalaciones y, sobre todo, su sostenibilidad.
El primer paso es el mapeo de las ubicaciones para la construcción de las cisternas. Para ello, se analizan los datos relativos a las necesidades hídricas de las familias, y se evalúa el acceso a los materiales de construcción. Es una actividad que involucra a toda la comunidad y constituye un primer paso fundamental para la concienciación de ésta en la dimensión real de los problemas hídricos que está sufriendo.
Seguidamente, la comunidad participa también en el diseño hidráulico de las instalaciones: la capacidad de las cisternas, la superficie de terreno para su construcción, y los sistemas de recolección y distribución del agua. Las cisternas están concebidas como depósitos que se construyen con losas de cemento premoldeadas. Tienen forma cilíndrica o redondeada y están cubiertas para evitar la contaminación y evaporación del agua almacenada. Se entierran aproximadamente a dos tercios de su altura para garantizar la seguridad de su estructura.
La clave del sistema es el uso de los techos de las casas para recoger el agua, que es conducida a través de canaletas de zinc o PVC hacia las tuberías que desembocan en la cisterna. Un sistema de filtros acoplados asegura la potabilidad del agua almacenada. Las familias participan directamente en la colocación de estos elementos en los techos, los bajantes al suelo y su conexión a las tuberías.
Formación y apropiación, las claves de la sostenibilidad
Tras construir las instalaciones es imprescindible garantizar que el aprovechamiento del agua de lluvia tenga la eficacia prevista, especialmente durante la temporada seca, que es cuando no deben surgir problemas. Para ello, se diseña un plan de formación con el objetivo de que los beneficiarios puedan reparar y limpiar continuamente los componentes. Se realizan actividades como la inspección del sistema, la limpieza y también la detección de los fallos y problemas más comunes.
El resultado es la plena apropiación del proyecto. Las comunidades conocen cuáles son sus problemas, se saben capacitadas para mantener el sistema y gestionar racionalmente el uso del agua. Unas sencillas instalaciones estimulan el sentido de la cooperación, lo que fortalece el tejido social, el mejor recurso para afrontar las crisis.
Fuente:
Abril, 2024