La Corte Internacional de Justicia de La Haya opinará sobre las obligaciones que tienen los Estados respecto al cambio climático

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

El Cambio Climático

La Asamblea General de la ONU aprueba una resolución solicitando al máximo tribunal judicial de la ONU una opinión consultiva que busca establecer las bases legales para la justicia climática. La iniciativa fue liderada por Vanuatu. Más de 100 países y organizaciones expondrán sus argumentos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Su dictamen no será vinculante, pero influirá en los futuros litigios sobre la responsabilidad climática de los países.

¿Puede la Corte Internacional de Justicia decidir qué responsabilidad tiene cada país en la lucha climática? Una monumental sesión de audiencias en La Haya, que arranco este lunes y que se extenderá a lo largo de dos semanas, determinará si es así. Más de 100 países y organizaciones civiles serán escuchados en el Palacio de la Paz de la capital neerlandesa, sede de la máxima corte internacional de la ONU, en el que se considera como la mayor vista judicial en materia climática de la historia. Este «puede ser el caso con mayores consecuencias en la historia de la humanidad», ha afirmado al inicio de su intervención el representante de Vanuatu, el pequeño país insular del Pacífico que, amenazado directamente por la subida del nivel del mar, ha empujado en los últimos años para que este proceso tuviera lugar.

Una decisión no vinculante pero de enorme peso moral

La audiencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya tendrá como resultado una opinión consultiva, que se espera a lo largo de 2025. No será una decisión legalmente vinculante, pero sí que tendrá importantes consecuencias prácticas.

Lo que determine la Corte Internacional de Justicia de La Haya se considerará como la interpretación definitiva de la ley, lo que influirá en cada litigio climático que se dé en el futuro en cualquier país miembro de la ONU –que son prácticamente todos los países del mundo–.

Esta causa, que se desarrollará hasta el próximo 13 de diciembre, supone la culminación a un camino que iniciaron en 2019 un grupo de estudiantes de la Polinesia. «Hoy es un día histórico para todos, ha sido un largo camino que empezamos hace cinco años en el Pacífico», ha asegurado desde La Haya Vishal Prasad, uno de los impulsores de la iniciativa.

Él, junto a otros alumnos de la Universidad del Pacífico Sur, repartida por varios Estados insulares de Oceanía, reclamó a estos países que pidieran a la corte de la ONU una opinión. Finalmente, fue Vanuatu, una de estas naciones, la que tomó el testigo y llevó la cuestión a la Asamblea General de la ONU, que en marzo de 2023 le dio la razón, activando el proceso judicial.

Por él pasará también España, cuya audiencia se espera para el miércoles, y también lo hará la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que reúne a algunos de los Estados más señalados por su contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero.

¿Un «mecanismo alternativo» a las cumbres del clima? todo ayuda…

«Es un momento crucial en la lucha por la justicia climática, porque cuando otros sistemas están fallando, incapaces de proporcionar soluciones, tenemos que encontrar mecanismos alternativos», ha asegurado Prasad.

Este joven hace referencia así a la reciente cumbre del clima, la COP29, que culminó en Azerbaiyán hace poco más de una semana y cuyos resultados, para los países del sur global y especialmente los pequeños Estados insulares, son insuficientes.

En la cumbre se acordó que los países ricos aportarán 300.000 millones de dólares anuales para 2035 en materia de financiación climática a los países en desarrollo, es decir, fondos para ayudar a las naciones más vulnerables a adaptarse a los estragos climáticos y reducir sus emisiones.

El ‘fracaso sistemático’ de las COP comporta graves consecuencias

Los países insulares del Pacífico, que son precisamente algunos de los más vulnerables por su exposición a la subida del nivel del mar y a los temporales, lamentaron estos resultados y también cómo se habían acordado. Muchos de ellos incluso llegaron a levantarse de la mesa de negociación en protesta por no ser escuchados.

De fondo subyacía un cuestionamiento cada vez mayor sobre el funcionamiento de estas cumbres, que han sido «cooptadas por los grandes emisores», según ha señalado durante la primera sesión de las audiencias Cynthia Houniuhi, otra de las impulsoras de esta causa.

Durante la cumbre, un grupo de expertos en diplomacia climática, entre ellos el ex secretario general de la ONU Ban Ki-moon, llamaron la atención sobre la necesidad de reformar el proceso de estos encuentros y “excluir” como anfitriones de las COP a los países que «no apoyen el abandono de la energía fósil». Es el tercer año consecutivo que la conferencia climática de Naciones Unidas se celebra en un país dependiente del gas y petróleo, tras Egipto y Emiratos Árabes Unidos.

«Nos encontramos en primera línea de frente de una crisis que no hemos creado», ha expuesto en su intervención inicial el representante de Vanuatu, Ralph Regenvanu. Su país ha añadido, acaba de volver de una COP en la que han comprobado de primera mano el «fracaso sistemático» del proceso, ya que además en esta cumbre no se han alcanzado acuerdos significativos sobre la reducción de emisiones.

Regenvanu ha advertido de que «los compromisos de reducción de emisiones de los Estados, incluso si respetan completamente del todo, provocarán un aumento catastrófico de la temperatura». Este «fracaso» de la diplomacia climática, para mucha gente en el mundo y en Vanuatu, les ha costado «su bienestar, sus culturas e incluso sus vidas», ha seguido y ha pedido por ello una respuesta colectiva al cambio climático «basada no en la conveniencia política, sino en la ley internacional».

Litigios climáticos: de todo un poco

Los procesos judiciales para determinar las responsabilidades de países y empresas sobre el cambio climático —y hacerles pagar por tanto por sus consecuencias— han visto un crecimiento exponencial en los últimos años como una nueva vía de afrontar esta crisis.

Estos casos, conocidos como litigios climáticos, se han duplicado entre 2017 y 2023, y actualmente hay 2.540 sumarios abiertos en 54 jurisdicciones de todo el mundo, según la base de datos del Sabin Center for Climate Change Law de la Universidad de Columbia.

En septiembre, uno de los mayores procesos hasta ahora por su magnitud, culminó con una victoria parcial para el ecologismo. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo, condenó a Suiza por su inacción climática, fallando a favor de una asociación de mujeres de la tercera edad. Era la primera vez que esta corte internacional condenaba a un Estado por este motivo, aunque desestimaba la principal demanda en juego, la de seis jóvenes portugueses contra su país y otros 31 Estados europeos.

Los litigios climáticos se duplican en el último lustro

Más recientemente, en noviembre, un tribunal neerlandés dio la razón a la multinacional Shell en una causa por su responsabilidad en las emisiones globales, y dio marcha atrás a una sentencia anterior que obligaba a la petrolera a reducir un 45% sus emisiones, lo que supuso un mazazo para los activistas.

Se espera que la decisión de la Corte Internacional de Justicia de La Haya aporte claridad y un criterio común a los litigios todavía por decidir en todo el mundo, y que pueden ser cruciales para determinar el curso del mundo en la batalla contra el cambio climático.

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Diciembre, 2024