Una misión de peso: salvar a los manatíes que quedan encallados en el Magdalena Medio, en Colombia
“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”
Humedales y Manglares
Autoridades ambientales, organizaciones no gubernamentales y pescadores locales se unieron para crear la Red de Varamientos de Manatíes del Magdalena Medio, que tiene como objetivo atender las emergencias en las que se vean involucrados ejemplares de manatí del Caribe, especie En Peligro de extinción.
El desecamiento de ciénagas para agricultura y ganadería, y fenómenos de variabilidad climática, como El Niño, han llevado a que los niveles de los cuerpos de agua disminuyan, lo que incrementa el riesgo de los manatíes a enfrentar atascos inesperados.
Un programa de monitoreo comunitario está brindando datos inéditos sobre los sitios donde habita el manatí del Caribe. Ahora la meta es conocer más sobre el comportamiento y el estado en que se encuentra el mamífero acuático más grande de la región.
“Donde usted encuentra manatí, ahí las aguas son profundas. Donde él está, el agua abunda y si ese animalito se llega a extinguir, nos vamos a quedar sin agua”, dice Eduardo Portilla, pescador del municipio de Barrancabermeja, Santander. Él forma parte de la Red de Varamientos de Manatíes del Magdalena Medio, iniciativa en la que participan personas de diversos sectores enlazadas en una misión común: salvar de la extinción a este enorme y carismático mamífero acuático.
Desde el 2010 ya se tenían algunas alianzas en Santander para atender emergencias pero la red se creó en septiembre de 2023 y se expandió a varios municipios de Antioquia, Cesar y Bolívar. Allí participan autoridades ambientales regionales, organizaciones no gubernamentales y comunidades locales. Una de sus acciones para lograr su misión es rescatar a los manatíes que muchas veces quedan atascados en caños, ríos y ciénagas.
Además, para atender incidentes donde el animal se encuentra en peligro, la red dispuso de un número de contacto que funciona como línea de emergencia las 24 horas del día (+57 3229838738) y donde cualquier persona puede llamar para reportar a un manatí en aprietos.
Desde enero de 2010 y hasta julio de 2023, diversas organizaciones ambientales han atendido 40 emergencias por varamientos o estancamientos de manatíes del Caribe (Trichechus manatus manatus), especie que está catalogada como En Peligro (EN) según la Lista Roja de especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Las emergencias por varamientos de manatíes se han presentado, principalmente, en el departamento de Santander, con el 52,5 % de los casos —especialmente en la Ciénaga de Paredes, situada entre los municipios de Puerto Wilches y Sabana de Torres—, así como en los municipios de Barrancabermeja, Cimitarra y Puerto Parra.
El departamento de Antioquia ocupó el segundo lugar, con el 17,5 % de percances registrados, especialmente en el municipio de Yondó. Lo siguen el departamento de Bolívar, con el 17,5 %, concentrados en el municipio de Simití, y el departamento de Cesar con el 12 %, en especial en los municipios de Aguachica y San Martín.
Entre los datos más preocupantes están que el 12,5 % de los 40 incidentes reportados fueron clasificados como varamientos masivos, es decir, que dos o más manatíes fueron hallados sin poder nadar. El mayor número de animales varados se registró en el 2020, dentro del Complejo Cenagoso El Totumo (Antioquia), con 36 animales vivos empozados. El segundo evento más alto se reportó en 2010 en la Ciénaga de Paredes (Santander), con 12 animales varados.
Además, un total de 31 animales murieron en un periodo de 13 años.
Un mamífero acuático que enfrenta muchos problemas
El manatí es el mamífero acuático más grande de las ciénagas y ríos en el Magdalena Medio y su presencia beneficia tanto a la calidad del agua como a la flora y fauna en los ecosistemas. Al ser un animal netamente herbívoro, mantiene en equilibrio las poblaciones de plantas que consume y deja en sus heces muchos nutrientes para los peces, comenta la bióloga Katerin Arévalo de la organización Cabildo Verde y una de las expertas que más ha trabajado con manatíes en la región.
Incluso, la forma en que nadan es importante para mantener la estructura de los cuerpos de agua en los que viven. “Los manatíes nadan de arriba a abajo y su cola aplanada ayuda a mantener transitables los canales por donde se mueven. Eso hace que nuestros humedales mantengan su estructura por debajo del agua”, dice Arévalo.
A los biólogos les preocupa en gran manera la disminución de las poblaciones de este animal y la pérdida de todos estos servicios ecosistémicos.
Hace varias décadas, la principal amenaza para los manatíes era la caza indiscriminada para el consumo de su carne. Aunque se siguen presentando casos esporádicos, las comunidades han cambiado la forma de relacionarse con este mamífero y ahora son otros problemas los que conllevan más riesgo.
Su principal rival ha sido, y es, la transformación y el secamiento de las ciénagas —su principal hábitat— para introducir ganado o cultivos. Al mismo tiempo, los fenómenos de variabilidad climática, como El Niño, han llevado a que esos enormes cuerpos de agua presenten disminuciones drásticas en sus niveles, aumentando el riesgo de los manatíes a enfrentar atascos inesperados.
Los atascos también se presentan cuando los manatíes, principalmente jóvenes, quedan atrapados en los trasmallos —arte de pesca típicamente de fondo, que se suele colocar cerca de la costa al anochecer, para levantarlo al amanecer—. “Esas mallas también los alejan de sus zonas de alimentación porque suelen ubicarse cerca de los bordes, generando una especie de pared entre ellos y las plantas que consumen. Los trasmallos también atraviesan los caños por donde ellos pasan, lo que los obliga a buscar otras zonas, mientras que su hábitat cada vez se reduce más”, afirma Arévalo.
Los varamientos y atascos cada vez son más frecuentes. Por eso, los expertos consideran importante que cualquier organización o persona que se encuentre con un manatí en peligro pueda llamar a una línea de atención o escribir por Whatsapp, hacer el reporte y explicar las características de la situación en la que se encuentra el animal.
“Estamos hablando de salvar individuos para, posteriormente, lograr proteger poblaciones. Tener una herramienta de gestión a favor de ellos, así no sea perfecta, y que facilite la organización de los rescates y la comunicación en esos procesos, resulta definitiva”, comenta Carlos Saavedra, coordinador del Proyecto Vida Silvestre que forma parte de la Red de Varamientos.
Una suma de esfuerzos para salvar a un animal amenazado
Cuando alguien reporta un manatí varado o atascado de inmediato se activan tres comités: operativo, técnico-científico y de difusión, que serán los encargados de determinar las acciones a seguir. Los comités definirán, dependiendo de la ubicación del ejemplar en dificultades, quiénes serán los expertos encargados de liderar la asistencia.
Saavedra comenta que lo primero que se le pide a la persona u organización que hace el reporte es que observe bien tanto al animal como al entorno, para que brinde la mayor cantidad de datos posibles sobre la situación. Mientras llega el personal de atención a la zona, los especialistas le dan instrucciones a quién reporta la emergencia para que prepare la logística que facilite la llegada del personal calificado, la atención en el sitio y el posible traslado del animal. “Cualquier individuo que podamos rescatar es una ganancia para la población de esta especie”, asegura Saavedra.
Las autoridades ambientales regionales y las comunidades locales tienen unos kit de emergencia para brindar asistencia inicial a los animales heridos y varados mientras llega la atención profesional.
La labor en conjunto entre biólogos y comunidades fue uno de los factores importantes que permitió la creación de la Red de Varamientos. “La gente ha empezado a querer al manatí. Aparte de quererlo, ya lo conocen más y quieren saber más de él. El reporte de un animal enfermo, atascado, o incluso muerto, es muy importante porque podemos adquirir más conocimiento sobre los manatíes que nos ayude a protegerlos. Se ha generado un gran sentido de apropiación de la especie en las comunidades”, comenta Arévalo.
Por ejemplo, las comunidades que viven en zonas rurales como El Totumo y el Descanso (Yondó, Antioquia), Riberas del San Juan (Cimitarra, Santander), Bocas del Carare y La Sierra (Puerto Parra, Santander), Campo Amalia, (Aguachica, Cesar), o en sitios cercanos a ciénagas como la de Paredes (entre Puerto Wilches y Sabana de Torres, Santander) llevan varios meses recibiendo capacitaciones. Antes, cuando las comunidades encontraban un manatí enredado en una malla, lo que muchos hacían era tratar de cortarla para liberarlo, pero ya han aprendido que es mejor esperar la ayuda de un experto para saber si es necesario prestarle algún tipo de atención antes de soltarlo completamente, pues puede estar herido o tener un deterioro físico no evidente a simple vista.
“Yo he presenciado dos animales muertos, pero también hemos encontrado varios encallados y los hemos sacado porque nos han enseñado cómo hacerlo y tenemos un kit de herramientas”, comenta Eduardo Portilla, integrante de la Asociación de pescadores bagreros de Barrancabermeja.
Un monitoreo que está aportando datos inéditos
Portilla forma parte de la Red de Varamientos de Manatíes del Magdalena Medio y es uno de los más de 50 monitores comunitarios liderados por el Proyecto Vida Silvestre y la organización ambiental Cabildo Verde. El pescador comenta que una de las labores que realizan es vigilar las zonas donde ya se sabe que se han producido varamientos de manatíes, para que los animales involucrados en nuevos incidentes tengan más probabilidades de sobrevivir.
Una de esas zonas, según Portilla, es la ciénaga de Sardinata, en Yondó, pues los manatíes recorren varios caños hasta llegar al río Magdalena pero, a su regreso, muchas veces la conectividad se pierde porque los caños están secos y ahí es donde terminan encallados y muchas veces mueren.
Los monitoreos se realizan durante las faenas de pesca. Los pescadores llevan una planilla donde registran si pudieron observar directamente a los manatíes, pero también han sido capacitados para reconocer rastros indirectos que indiquen la presencia del animal: heces, zonas de comedero, la sombra que deja el manatí en el agua cuando se hunde, entre otras.
“El monitoreo lo comenzamos en diciembre del año pasado con 57 personas de ocho comunidades. Construimos una planilla donde se ingresa la información: lugar dónde se hace la pesca, a qué hora empezó la faena, a qué hora terminó y si las aguas estaban altas, medias o bajas. La planilla se llena incluso si no se observaron manatíes porque la detectabilidad de este animal es muy baja. El hecho de no verlo, no significa que el manatí no esté en la zona”, dice Leonor Valenzuela, coordinadora de Análisis y Síntesis de WCS Colombia, organización que forma parte de la labor de monitoreo y la Red de Varamientos.
Entre diciembre de 2022 y junio de 2023 se reportaron 1924 horas de monitoreo en 22 cuerpos de agua —ciénagas, ríos y caños— y aunque se creía que el manatí no se movía por el río Magdalena, han confirmado su presencia en dos ocasiones. “Los pescadores nos dijeron: ‘sí está, lo que pasa es que es más difícil observarlo en el río que en cualquier otro sitio, puede que no esté allí permanentemente, pero se está moviendo a través del río’”, destaca Valenzuela.
La investigadora afirma que los monitoreos han mostrado que en 16 de los 22 cuerpos de agua donde se han hecho faenas de pesca se ha confirmado la presencia del manatí. “Tenemos 80 registros del animal, 18 son registros directos y tenemos 62 registros indirectos, es decir, que vieron las heces, los comederos o algo más que permitió identificar que efectivamente el manatí estuvo o está allí”, indica Valenzuela.
Los sitios con mayor número de registros fueron caño Peruetano, ciénaga de Paredes, ciénaga Quimbay y río Viejito.
Para la coordinadora de Análisis y Síntesis de WCS Colombia, una de las cosas que más ha sorprendido a los biólogos es el interés de las comunidades en el monitoreo. “Los pobladores saben que de verdad forman parte del proceso y que su labor no se limita a pasarnos datos y ya. Tienen el estatus de investigadores locales y eso ha significado mucho para ellos”, asegura Valenzuela, y agrega que los pescadores les han dicho que no quieren dejar de monitorear.
Es más, ahora quieren hacer un análisis más profundo, no solo para saber en dónde está el animal, sino para entender cómo cambian los patrones de presencia de la especie con respecto a las aguas, si éstas se encuentran altas o bajas. En otras palabras, las comunidades quieren saber cómo se comporta el manatí en el complejo de ciénagas del Magdalena Medio.
“A nivel local ya estamos averiguando dónde están los manatíes del Magdalena Medio. Ahora necesitamos saber cómo están, esa es una de las prioridades”, dice Katerin Arévalo.
Fuente:
Noviembre, 2023