Bolivia: ¿Por qué la hidroeléctrica Ivirizu amenaza al Parque Nacional Carrasco?
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Infraestructura Hídrica
La hidroeléctrica estará funcionando en 2022, generando más 290 megavatios de energía que se sumarán a otros proyectos en Bolivia que buscan exportar potencialmente a Brasil y Argentina.
Distintos expertos han cuestionado que se apruebe la construcción de una hidroeléctrica dentro de un área protegida, más aún cuando se tiene planeado deforestar alrededor de 500 hectáreas.
Desde que el Gobierno de Bolivia anunció el inicio de las obras de construcción de la hidroeléctrica Ivirizu dentro del Parque Nacional Carrasco, a 118 kilómetros de la ciudad de Cochabamba, en el municipio de Pocona, una ola de críticas se desató en el país.
La pregunta que se oía una y otra vez era: ¿Cómo se logró la aprobación de un proyecto tan grande dentro de un área protegida?
Estas obras adjudicadas en setiembre de 2017 por el monto de 172 millones de dólares —que despejarán 500 hectáreas de bosque dentro del área protegida— fue posible gracias a que al Gobierno declaró de interés y prioridad nacional la ejecución del proyecto en el 2016, mediante la Ley 819.
Los bosques nublados en el Parque Nacional Carrasco. Foto: Arturo Muñoz
Desde entonces nada ha podido detener el inicio de las obras para la construcción de la represa. En los primeros meses de este año, la amenaza se hizo tangible cuando la empresa china Sinohydro empezó a levantar un campamento en el área, a trabajar en la ampliación de una vía y a limpiar la zona boscosa donde se edificará la hidroeléctrica.
Para los expertos ambientales consultados por Mongabay Latam, la producción de esa energía tendrá un costo muy alto para la biodiversidad de la zona, tomando en cuenta que se trata de un ecosistema muy frágil y aún poco estudiado.
La Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) se ha defendido diciendo en los planes de mitigación que reducirán “al mínimo” el impacto a la biodiversidad.
Los árboles que empiezan a caer
Cuando un equipo de Mongabay Latam ingresó a la zona donde se realizan las obras, se topó con los primeros cambios que se hacen evidentes en este espacio natural.
El invariable trajín de los camiones metiendo y sacando material, polvo y ruido como elementos centrales de esta nueva atmósfera, troncos cortados y apilados al lado del camino, son solo algunos de los cambios que se presenciaron en el área protegida.
Una de las áreas de acopio de los troncos de árboles talados para la construcción de la represa de la hidroeléctrica Ivirizu. Foto: Miriam Jemio.
La vía que se está ampliando alcanzará los seis metros de ancho en los primeros 20 kilómetros y 3,5 metros en el kilómetro 30.
Uno de los riesgos de la ampliación de este camino es que le abrirá una nueva ruta de acceso a los habitantes que cultivan hoja de coca en la zona de amortiguamiento del área protegida. El temor es que se facilite el ingreso al parque. Y esto no es solo una especulación, un reporte de 2016 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) señala que estos cultivos ilícitos han invadido ya 642 hectáreas de la línea roja o zona de conservación estricta del parque nacional.
El alcalde de Pocona, Julián Rodríguez, le contó a Mongabay Latam que en la zona donde se construirá la represa —a 30 kilómetros de Monte Punku, pasando el valle de Sehuencas, en un lugar denominado Yanamayu— existen también especies como las Kewiñas (Polylepis spp), alisos (Alnus acuminata) y otros árboles maderables de gran importancia.
—¿Se van a talar 500 hectáreas de esos árboles?
—Así es. Por eso tenemos la política de mitigación y reforestación— respondió.
Áreas donde se están talando los árboles. Foto: Miriam Jemio.
Las versión del alcalde de Pocona, sin embargo, difiere de la de Ende Valle Hermoso, institución que señaló a un medio local que la deforestación solo alcanzaría las 98 hectáreas.
Mongabay Latam solicitó una entrevista para aclarar este y otros puntos a las autoridades de Ende en Cochabamba, pero este pedido no fue atendido en el momento en el que el artículo fue publicado.
Biodiversidad en riesgo
El Atlas de Áreas Protegidas del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) indica que el Parque Nacional Carrasco alberga 247 especies de aves, aunque los expertos estiman que el número bordea las 700.
En el 2017, se identificaron 614 especies de plantas superiores, aunque se calcula que superarían las 3000. Su flora es muy diversa y destacan los bosquecillos de queñua en ambientes de páramo yungueño, el nogal y los pinos de monte.
Estos datos solo confirman que se se trata de un área protegida que necesita ser más estudiada. Por esta razón, los especialistas temen que el impacto de la construcción de la hidroeléctrica Ivirizu en la biodiversidad sea mucho mayor de la esperada.
Una vista del ingreso al Parque Carrasco. Foto: Miriam Jemio.
Para Carmen Capriles, ingeniera agrónoma y activista ambiental, la deforestación y las obras planificadas en la zona afectarán el circuito natural de los animales. Capriles explicó que el proyecto hidroeléctrico se desarrolla en una de las regiones más biodiversas del país, donde destacan animales como el jaguar y el oso jucumari. Y confirmó que uno de los problemas es que se trata de un área protegida poco investigada, por lo tanto no se sabe con exactitud qué otras especies que habitan el parque pueden verse afectadas.
Ende Valle Hermoso —una de las 11 empresas filiales de la estatal Ende Corporación— señala que una de las medidas de mitigación será “rescatar las bonitas orquídeas que viven sobre los árboles y los animales que viven en la zona. Después de ser rescatados serán devueltos al bosque”, sostienen.
Esto fue confirmado por el alcalde de Pocona, quien si bien señaló que están trabajando para que el impacto “no afecte demasiado a la flora y fauna”, no puede negar que “de una forma u otra va a llegar a afectar”.
Para ello dijo que aplicarán las políticas de mitigación. “La biodiversidad que tenemos allí adentro, las lagartijas, ranas, sapos y todo los bichos, dentro del proyecto se especifica que deben ser trasladados con mucho cuidado a zonas más seguras de su hábitat natural para que no sean dañados”, explicó Rodríguez.
¿Traslado exitoso de la biodiversidad?
La bióloga Liliam Apaza, quien trabaja en el Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, se pregunta sobre qué especies de la gran biodiversidad de fauna trasladarán. Apaza señala que en Colombia se han dado casos de traslado en los que solo se ha hecho monitoreo con algunas especies, pero no hay documentación científica y sistemática que dé cuenta de casos “exitosos”.
El biólogo Vincent Vos, investigador de CIPCA, señaló que es poco creíble que puedan trasladar la fauna, tomando en cuenta las dificultades técnicas para atraparlas, los altos costos y las limitaciones ecológicas.
Otra dificultad que tanto Apaza como Vos ven es que muchas especies son territoriales y que la gran mayoría moriría al ser reintroducida en otra zona.
Parte de los trabajos que realiza Sinohydro en la vía de acceso al Parque Carrasco. Foto: Miriam Jemio.
“Lo que evidentemente habrá es un desplazamiento de fauna, pero será un proceso de sobrevivencia de los mismos ante la destrucción de su hábitat”, puntualizó el conservacionista y experto en la elaboración de proyectos dentro de áreas protegidas Marcelo Arce.
Mientras que el biólogo Donovan Osorio criticó que se produzca energía con el fin de exportarla justo en un área de tanta fragilidad ecológica como lo es un parque nacional.
Para el Ministro de Energías, Rafael Alarcón, que se ha pronunciado sobre las medidas de mitigación que contempla el Estudio de Evaluación del Impacto Ambiental del Proyecto Hidroeléctrico Ivirizu, “existe un conjunto de acciones que se están coordinando con el Servicio de Áreas Protegidas, Ende y el Ministerio de Medio Ambiente para la mitigación del impacto ambiental”.
Sin embargo, estas acciones no convencen a los especialistas. Y a ello hay que sumar un elemento extra y es que en los trabajos adjudicados se contempla el uso de dinamita, porque Ende Valle Hermoso solicitó una licencia para actividades con sustancias peligrosas, que fue aprobada el año 2016 y que tiene una vigencia de 10 años.
El gobierno boliviano, mientras tanto, espera que los 290 megavatios de la hidroeléctrica Ivirizu ayuden a cumplir con sus planes de exportación de energía a países vecinos como Brasil y Argentina, a partir del 2022.
Fuente:
Octubre, 2018