La superficie de miles de lagos se congela de forma intermitente en invierno debido al cambio climático
“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar“
El Agua y el Cambio Climático
Los investigadores señalan que 14.800 lagunas del hemisferio norte presentan ya este problema y advierten que la cifra oscilará entre 35.000 y 230.000 a final de siglo
Piscinas de agua de deshielo en la cima del glaciar Helheim, el 19 de junio de 2018.FOTO: REUTERS VIDEO: GETTY-QUALITY
Los científicos continúan demostrando que los efectos del cambio climático no solo serán una calamidad para las futuras generaciones. Académicos de Canadá, Estados Unidos, Alemania, Suecia y Gran Bretaña publicaron hace unos días un estudio en el que establecen que la superficie de miles de lagos ubicados en el hemisferio norte se congela de forma intermitente durante el invierno, debido al aumento de la temperatura. Según los expertos, la situación podría agravarse seriamente en las próximas décadas.
La investigación, publicada hace unos días en la revista Nature Climate Change, fue dirigida por Sapna Sharma, profesora de biología en la Universidad de York (Canadá). El estudio se basó en la información recopilada desde 1970 en 514 lagos del hemisferio norte. “Con estos datos desarrollamos un modelo de clasificación para identificar qué características eran las más significativas en los lagos con superficies de hielo intermitentes”, comenta Sharma a EL PAÍS. Para ello, tomaron en cuenta factores como la altitud, la profundidad, la forma de las costas, el viento y las precipitaciones.
“El modelo tuvo una tasa de éxito del 95% e identificó que la temperatura media anual del aire era la variable más importante”, precisa Sharma. “Dado que el modelo funcionó muy bien, lo extrapolamos a la base de datos de Hydrolakes, la cual cuenta con cerca de 1.4 millones de lagos”, menciona la investigadora. Así, los expertos calcularon que, debido al incremento de la temperatura, unos 14.800 lagos tienen actualmente un congelamiento intermitente de su superficie.
En el artículo que presenta el estudio, los autores subrayan el impacto negativo de este fenómeno en dos aspectos. El hielo sobre la superficie permite que el agua de los lagos se mantenga fría y tranquila. De no ser así, se pone en riesgo la alimentación y el desove de distintas especies acuáticas. A su vez, los lagos que no se congelan cortan el acceso a un número importante de grupos humanos, ya que son utilizados como vía de transporte. Asimismo, las fuentes de proteínas de estas comunidades se reducen por los problemas de reproducción de los peces. Incluso los expertos subrayan la dificultad de realizar actividades deportivas al aire libre en los meses invernales, un asunto que no es menor en varias zonas del mundo.
Mapa de los lagos del hemisferio norte que pueden experimentar deshielos intermitentes por el cambio climático. NATURE CLIMATE CHANGE
Según las previsiones de estos científicos, unos 35.000 lagos -repartidos en 50 países- pueden correr con la misma suerte a finales de este siglo si el clima aumenta dos grados centígrados; si el incremento llega a ocho, los lagos afectados serían más de 230.000. Leer la cifra de ocho grados centígrados puede causar sorpresa. Sapna Sharma comenta al respecto: “Algunos modelos predicen aumentos en la temperatura global del aire de hasta nueve grados centígrados a finales de este siglo. Incluso si las temperaturas del aire se incrementan en 4,5 grados centígrados, las latitudes norte pueden experimentar el doble de este calentamiento debido a la amplificación ártica”.
Los expertos afirman en una parte del estudio: “Uno de los primeros impactos observados del cambio climático ha sido la pérdida de hielo de agua dulce”. En este sentido, justifican su investigación asegurando que no existía “una evaluación exhaustiva a gran escala de la pérdida de hielo en los lagos”. En 2014, una investigación publicada por expertos de la Universidad de Waterloo (Canadá) -en colaboración con la Agencia Espacial Europea- en 400 lagos de Alaska mostró que, en promedio, estos depósitos de agua dulce permanecen congelados 24 días menos que en 1950. Asimismo, el enfriamiento lacustre se redujo un 22% entre 1991 y 2011.
“Hemos constatado en nuestro trabajo que un ligero aumento de la temperatura tiene ya un impacto importante en la superficie de muchos lagos. Esto puede empeorar en la misma generación. Pensemos ahora en nuestros hijos y nietos: no experimentarán el invierno de la misma manera que nosotros”, apunta Sharma.
Fuente:
Jaime Porras Ferreyra
Febrero, 2019