Cinco ideas para una Centroamérica más resiliente

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"

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Centroamérica ha estado en las noticias por temas relacionados a la resiliencia en las últimas semanas. Costa Rica anunció su plan de descarbonización hacia el 2050;  y también se multiplicó el número de artículos sobre las condiciones de sequía que el Corredor Seco podría enfrentar por el fenómeno de El Niño.

Estas noticias nos recuerdan el complejo escenario que vive Centroamérica.  Una región que registró pérdidas anuales equivalentes al uno por ciento del Producto Interno Bruto en la última década debido a desastres causados por peligros naturales, según el informe del Banco Mundial Sobre incertidumbres y cisnes negros.

Además, es la segunda región del mundo, después de África, en  tener el crecimiento urbano más rápido. Cuando pensamos en una Centroamérica de más 50 millones de personas viviendo en las principales ciudades para el 2050, expuesta a múltiples amenazas naturales exacerbadas por los efectos negativos del cambio climático, sabemos que es urgente trabajar en soluciones multisectoriales que permitan a la región, a los países y a sus ciudadanos, estar preparados y responder a los posibles shocks del futuro.

Con base en este contexto y ante una solicitud de los gobiernos centroamericanos, nos reunimos a principios de año en Panamá para abordar los retos derivados de los desastres y eventos climáticos negativos durante el foro “Hacia una Centroamérica más Resiliente”. El evento nos permitió avanzar hacia una agenda regional de gestión de riesgo de desastres para los próximos cinco años.

Centroamérica Resiliente

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Acá les describimos cinco ideas para este trabajo en resiliencia:

#1. 

Los más vulnerables deben ser la prioridad

El impacto de los desastres puede llevar a las poblaciones vulnerables de nuevo a la pobreza y es indispensable priorizarlas en los procesos de planeación 

. Las comunidades más vulnerables de la región, administran el riesgo de manera diaria y tienen una gran experiencia para diseñar estrategias de resiliencia. Cuando se trabaja con comunidades indígenas, grupos de mujeres y personas con discapacidad, es importante involucrarlos de manera prioritaria no solo como beneficiarios, sino como socios en el diseño de iniciativas y conectarlos con los recursos financieros, técnicos y de información que puedan necesitar para mejorar el manejo de riesgo de desastres. Existen mecanismos para llevar recursos y poderes de decisión hacia las comunidades vulnerables por medio de enfoques como el desarrollo impulsado por la comunidad y la protección social adaptativa.

# 2. 

Se necesita actuar en diferentes niveles territoriales

A partir del huracán Mitch, Centroamérica ha trabajado en la construcción de un marco de política adecuado que aborde la gestión transversal del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático 

, y que se plasmó en la adopción de la Política Centroamericana de Gestión Integral de Riesgo de Desastres. Creemos que los futuros pasos podrían centrarse en fortalecer la aplicación de esta política mediante una adecuación a diferentes niveles y que permita descentralizar el papel de la gestión de riesgos hacia los niveles de autoridad de orden subnacional y local, permitiendo a los gobiernos transformar las políticas en acciones concretas de manera efectiva.

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#3

La planificación urbana es clave

Después de África, Centroamérica es la segunda región de crecimiento urbano más rápida del mundo lo cual representa un gran desafío en el momento de la gestión de riesgo de desastres 

. Para este fin, es crucial que los países de la región prioricen y aumenten los recursos asignados para la planificación territorial sensible al riesgo de desastres, así como las intervenciones de regeneración urbana y el mejoramiento integral de barrios. Por ejemplo, sería importante establecer la obligatoriedad de que las normas y los instrumentos de ordenamiento y planificación consideren los escenarios de desarrollo urbano que pudieran resultar en el establecimiento de asentamientos humanos en áreas con niveles de riesgo inaceptable o no mitigable, así como el desarrollo de acciones de mejoramiento integral de asentamientos informales o precarios.

#4. 

El cambio climático y la gestión del riesgo de desastres no son excluyentes

Con el fin de gestionar los riesgos climáticos, es importante integrar las agendas regionales para la gestión del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático. De esta forma se evitará la dispersión de recursos y se podrán fortalecer las plataformas regionales y nacionales, por ejemplo, pero no limitado, para la prestación de servicios de información climática.

#5. 

Sin recursos, la preparación es imposible

Los eventos relacionados con el clima son más recurrentes y fuertes debido al cambio climático. Para evitar que esta situación cause más presión en los gobiernos afectados, es importante que estos se preparen mejor mediante la adopción e inclusión de una estrategia de financiamiento del riesgo de desastres como parte integral del marco de gestión del riesgo de desastres.

Estas ideas nos servirán de guía para construir un plan de acción regional sobre resiliencia de la mano del SICA y sus organizaciones. Además, lanzaremos a finales del año, la primera edición del evento 

“Comprendiendo el Riesgo, Centroamérica”.

Fuente:

Seynabou Sakho 

Ming Zhang

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Mayo, 2019

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