Sequía en Chile: “así va a ser el futuro, pero no necesariamente el futuro ha llegado”
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Conservación de las fuentes de agua / El fenómeno de la sequía
Hace años que el cauce del río Putaendo no trae agua. Foto: Michelle Carrere.
René Garreaud, investigador del centro científico chileno que estudia los impactos del cambio climático, habla en esta entrevista sobre las razones detrás de la sequía y los vacíos de información que limitan la posibilidad de crear soluciones efectivas.
Cinco regiones de Chile han sido declaradas en emergencia agrícola y ganadera por falta de agua. Si miramos de norte a sur se trata de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins y El Maule, la zona centro de este largo país. La sequía, si bien está presente desde hace 10 años, ha mostrado su cara más ruda este 2019, pues miles de agricultores y productores ganaderos han perdido su producción anual y tienen que lidiar con animales muertos y cosechas destruidas.
Para saber las razones de esta sequía y qué se espera para el futuro, Mongabay Latam conversó con René Garreaud, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), institución que reúne a especialistas de distintas disciplinas de las ciencias naturales y sociales que estudian cómo el cambio climático impacta a los ecosistemas y a la sociedad chilena.
¿Por qué la sequía afecta al centro de Chile?
Esta zona siempre ha sido semiárida. En Santiago (la capital del país, en la región Metropolitana) caen, según el promedio del último siglo, unos 300 milímetros de lluvia por año. Eso es semidesértico en cualquier libro de geografía. Pero este año ha caído un 20 % de lo que debería, es decir, nuestra condición natural de tener poca agua está muy agravada este año. Por otra parte, hay años en que nos pasamos para el otro lado y en lugar de llover 300 milímetros llueven 500, 600 y hasta 700 milímetros. Eso hace que, en estas regiones, haya un régimen de muy alta variabilidad.
Cuando estás en el norte grande de Chile, asumes que no hay agua y te ajustas a eso. Si estás en el sur, también tienes un régimen relativamente estable porque siempre tienes agua y no es limitante. Pero estas zonas que son semiáridas, y además son muy variables, están siempre sometidas a estrés porque hay años que son un poquito más lluviosos y la comunidad se entusiasma y dice: ¡Vamos plantando! Después volvemos a la normalidad y nos encontramos con estos problemas. En este caso ni siquiera volvimos a la normalidad sino que volvimos a una condición extremadamente seca.
Putaendo. Solo 31,6 mm de lluvia han caído en lo que va del año. Foto: Michelle Carrere
¿Qué tan variables son efectivamente estas zonas?, porque hay localidades que registran sequía desde hace una década.
Nosotros siempre hemos tenido sequías. En el siglo pasado tuvimos como cuatro parecidas a la de este año: en 1968, 1924, 1988, 1998. Todas fueron muy comparables a lo que está pasando ahora, pero esas sequías venían después de años muy lluviosos. Esta vez, la diferencia es que venimos de siete, ocho y hasta diez años secos. Entonces estábamos en una situación crónica y ahora nos vino un cuadro agudo. Es un proceso que llamamos megasequía.
¿Entonces es posible que el próximo año vuelvan las lluvias?
Hay dos causas para esta megasequía. La primera es el calentamiento global que lamentablemente va a continuar. Nuestro clima lentamente se va haciendo más seco. Ahora, estos diez años de sequía, y en particular el evento de este año, corresponden más bien a un evento de variabilidad (climática) rápida.
Podrías decir que 10 años no es rápido, pero en el contexto de la atmósfera todavía puede ser natural. Entonces, hay una combinación de efectos naturales y una condición lenta que comenzó en los años sesenta, y que nos va llevando hacia una clima más seco.
Esta condición hiperárida que está ocurriendo ahora, porque pasamos de semiárido a hiperárido, es muy difícil que se mantenga el próximo año y el subsiguiente. Sencillamente uno revisa la estadística y esto no es la normalidad para estas zonas. Entonces tenemos la esperanza de tener años relativamente más lluviosos en el futuro.
Pero lamentablemente todas esas variaciones, que nosotros llamamos variabilidad de alta frecuencia, se superponen a este tren lento que nos va secando y que es el cambio climático. Si tuviera que resumir esto en una sola frase diría que así va a ser el futuro, pero no necesariamente el futuro ha llegado.
Es decir, que hay tiempo todavía para adaptarse.
Esta situación va a ser la normalidad en 30, 40 o 50 años más. Hay una buena cantidad de décadas entremedio.
No es que ya hayamos llegado a esa condición seca permanente por lo tanto tenemos que aprender de esta condición. Eso pasa también por entender que una cosa es que estén disminuyendo las precipitaciones y otra es que está aumentando la demanda de agua.
Miles de cabras han muerto por la falta de comida en Putaendo. Foto: Michelle Carrere
¿Por qué está lloviendo menos?
Nuestras lluvias son frontales, es decir, que provienen del océano Pacífico. Cada vez que en la zona central del país llueve, nosotros tenemos que dar gracias a que un frente tuvo la gentileza de pasar un poco más al norte puesto que las lluvias se mueven normalmente por los 40° sur, es decir, por la latitud de la ciudad de Puerto Montt (al sur de Chile).
Lo que ha ocurrido en estos años es que ha habido cambios en la circulación atmosférica que hacen que estos frentes estén pasando más al sur.
¿Qué es la circulación atmosférica?
Las tormentas, o frentes, transitan en el cinturón de los oestes que es una banda dominada por los vientos que soplan desde el Pacífico. Durante la sequía, todo se ha corrido hacia el sur. Tanto el cinturón como las tormentas.
¿Por qué ha cambiado esa circulación atmosférica?
Es la mezcla de factores naturales y antropogénicos [la intervención del hombre] del cambio climático. Pero el desplazamiento hacia el sur de la trayectoria de las tormentas y del cinturón de los oestes es consistente con un aumento de la presión en las zonas subtropicales (30-40S) y una caída de presión en la periferia antártica.
La tierra de la siembra de avena de José Aranda, en la región de Valparaíso, está resquebrajada por la sequía. Foto: Michelle Carrere
¿De qué manera han afectado las razones antropogénicas en ese cambio de circulación?
El aumento de los gases con efecto invernadero y la reducción del ozono en la estratósfera calientan la troposfera tropical y enfrían la estratosfera polar. Esto hace cambiar las presiones justamente en el sentido que favorece un desplazamiento de los oestes hacia el sur.
¿Qué sabemos sobre el estado de las cuencas de la zona central de Chile? ¿De cuándo son los últimos registros?
La red de estaciones fluviométricas (medición de caudales) es insuficiente a lo largo de Chile. Los registros de larga data, antes de 1980, son muy pocos. Tampoco sabemos bien qué pasa en la cordillera, tanto en mediciones de caudal como en precipitación. Esa es una gran interrogante al igual que el estado de los acuíferos.
¿Se puede administrar correctamente el agua disponible con los registros que existen?
Es necesario una mejor y mayor cantidad de datos hidrológicos (caudales, precipitación, humedad del suelo, etc.). El gran problema son los recursos subterráneos y fundamentalmente el uso del agua. Es decir, sabemos más o menos bien cuál es la oferta hídrica, pero no sabemos cuánto estamos gastando. Sin los datos de demanda real, todas esa afirmaciones de que falta o sobra agua están sobre arena movediza.
Fuente:
Michelle Carrera
Septiembre, 2019