Solidaridad hídrica frente al COVID-19
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Recurso Hídrico y Salud
A la luz del 26vo Día Mundial del Agua, decretado por las Naciones Unidas el 22 de marzo del 1993, el 2020 nos llama a reflexionar sobre el acceso al agua para todos y la necesidad de una solidaridad hídrica en tiempos de coronavirus.
El agua es un derecho humano, y hoy más que nunca este derecho esta conectado a la salud pública. Especialmente cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos incita a lavarnos frecuentemente las manos con agua y jabón, como primer medida de protección básica contra el COVID-19.
Aunque no cualquier lavado es efectivo, para matar el virus es necesario lavarlas correctamente siguiendo los 8 pasos sugeridos por la OMS en aproximadamente 40 a 60 segundos. Esto significa un necesario acceso continuo a agua potable (y jabón) para poder cumplir con esta acción fundamental de lavarse profusamente las manos varias veces al día para combatir efectivamente el coronavirus.
Lamentablemente, no todos tenemos acceso a un servicio continuo -y de calidad potable- del agua. Los últimos datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señalan que alrededor de tres mil millones de personas, aproximadamente un 40% de la población mundial, no tienen instalaciones básicas para lavarse las manos con agua y jabón, colocándolos en serio riesgo de contagio del COVID-19. Las regiones en desarrollo son las más afectadas con los porcentajes más altos de población sin acceso al lavado de manos y con ello susceptibles de contraer coronavirus. Por ejemplo: África subsahariana, el 63%; Asia central y meridional, el 22%; Asia oriental, el 22% promedio, principalmente en poblaciones urbanas (ONU Noticias, 2020).
América Latina no es la excepción, el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2019, señala que hay aproximadamente 25 millones de personas sin acceso a un servicio básico de agua y 222 millones sin servicios de agua potable gestionados de forma segura (Naciones Unidas, 2019).
En México también hay territorios donde prevalece una precaria situación de suministro de agua potable, cuyo impacto directo es la generación de vulnerabilidad ante la pandemia. Muchas colonias en zonas urbanas reciben el agua por tandeos, sobre todo en épocas de estiaje (sequía meteorológica) cuando escasea más el agua por la disminución natural del caudal de sus fuentes. Los períodos de estiaje pueden causar graves problemas y perjuicios económicos en las actividades relacionadas al agua: riego de cultivos, generación de energía, mortandad de plantas y animales, incendios…y hoy podemos agregar: potenciales limitaciones en el acceso continuo de agua potable para el correcto lavado de manos en prevención del coronavirus. Valencia (2020) señala que es imperativo que las autoridades municipales, estatales y federales se comprometan a garantizar el abasto de agua a la población, ya que no hacerlo puede tener serias consecuencias en la propagación del virus y el agravamiento de la pandemia vigente.
En este año 2020 el Gobierno del Estado de Veracruz declaró el inicio de su temporada de estiaje a principios de febrero con estimación de término a finales de mayo. Este marco temporal abarca la actual y plena fase dos de propagación del coronavirus en nuestro país (potencialmente también la fase tres). Al respecto, el Programa Específico de la Secretaría de Protección Civil del Estado de Veracruz para la temporada de Estiaje 2020, señala como una acción general: Identificar, cuidar y preservar las fuentes de abastecimiento de agua (ríos, arroyos, manantiales, veneros, pozos, etc.), así como promover y fomentar el uso racional de los mismos. En consecuencia, correspondería a las comisiones de agua potable del estado, dar seguimiento a estas acciones para garantizar el abasto del recurso hídrico a toda la población en una temporada crítica. Confiemos que así será.
Mientras enfrentamos el presente en México, observemos lo que ocurre en tres países europeos severamente afectados por el COVID-19, y que hoy repuntan como tres ejemplos vanguardistas de solidaridad hídrica y económica con sus pobladores:
Italia:
Oficialmente el país con mayor número de infectados por coronavirus después de China, con la mayoría de casos concentrados en la zona norte del país. El 29 de febrero el gobierno italiano suspende el pago de las facturas de agua, gas y electricidad en los municipios más afectados por el coronavirus, hasta el 30 de abril, como una medida de apoyo económico a ciudadanos y empresas.
Francia:
Durante su alocución del 16 de marzo, el presidente de Francia explicó sustanciales apoyos financieros para evitar que empresas quiebren durante la crisis por el coronavirus. Según mencionó, será el Estado quien asuma el pago de los créditos bancarios contraídos. Por otro lado, anunció la suspensión del pago de impuestos y cotizaciones sociales, de las facturas de agua, luz, gas y alquileres a la población y empresarios.
España:
El 17 de marzo el gobierno español prohibió el corte del suministro de agua (entre otros suministros básicos como luz y gas) a colectivos vulnerables, además de establecer una moratoria de un mes en el pago de las hipotecas para aquellas personas que hayan perdido su empleo o hayan visto reducidos sus ingresos por el coronavirus. En sintonía, tres compañías operadoras de agua potable en ese país (Aqualia, Global Omnium y Gestagua) se comprometieron a asegurar la calidad y continuidad del servicio de agua potable, suspendiendo los cortes por falta de pago a toda la población.
Estamos enfrentando tiempos inéditos en relación a la pandemia de coronavirus, por lo que sumar esfuerzos y compromisos para garantizar el acceso al agua para todos, no debiera constituirse en un problema sino en un derecho incuestionable y prioritario. Con ánimo y algunos ejemplos de solidaridad hídrica, invito a todos a pensar que las soluciones no se han acabado.
Fuente:
Carmen Maganda
Abril, 2020