Presas tropicales: una fuente infravalorada de emisiones de gases de efecto invernadero
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Infraestructura Hídrica
El uso de energía hidroeléctrica está aumentando en los trópicos y, aunque los embalses liberan grandes cantidades de metano, también almacenan carbono en los sedimentos de fondo. Un proyecto financiado con fondos europeos tiene por objeto cuantificar por primera vez este fino equilibrio entre las fuentes de metano y los sumideros de carbono en embalses tropicales.
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Los ríos de las regiones tropicales están siendo embalsados con presas hidroeléctricas cuya energía es publicitada como vital para el desarrollo económico de estas regiones. En Brasil, por ejemplo, las centrales hidroeléctricas (algunas localizadas en el Amazonas) producen aproximadamente el 75 % de la energía del país. Ante la creciente demanda de electricidad renovable, se prevé que la capacidad de generación hidroeléctrica del país se amplíe a 112 GW para el año 2024. Más allá del auge actual, las presas tropicales y la energía hidroeléctrica son un conjunto de actores infravalorados en el calentamiento global, ya que los embalses de agua conexos son responsables de la emisión de metano. Aunque su tiempo de permanencia en la atmósfera es tan solo de unos pocos años, el metano retiene veintiocho veces más que el dióxido de carbonoel calor solar. Si bien los investigadores han sospechado desde hace mucho tiempo el posible impacto medioambiental negativo de la construcción de presas en las regiones tropicales, los datos disponibles adolecían de varias carencias.
Un equilibro sumidero-fuente
El proyecto HYDROCARB, financiado con fondos europeos, se puso en marcha para evaluar las huellas reales de los gases de efecto invernadero de los embalses tropicales. HYDROCARB, financiado por el Consejo Europeo de Investigación, diverge de los estudios anteriores en que investiga no solo las emisiones de carbono, sino también el almacenamiento de carbono en sedimentos retenidos que, hasta ahora, se habían pasado por alto en gran parte en el debate sobre los gases de efecto invernadero. «Nuestro objetivo era proporcionar conocimientos nuevos y fundamentales sobre el equilibro entre el carbono y los gases de efecto invernadero en los embalses tropicales. ¿En qué circunstancias las emisiones de metano son mayores que el carbono almacenado en los sedimentos retenidos, y qué factores podrían alterar este equilibrio?», se pregunta Sebastian Sobek, coordinador del proyecto. Este conocimiento podría facilitar los cálculos de las emisiones de carbono y su enterramiento en embalses pequeños y grandes, e incluso en otras partes del mundo.
El caudal afluente de los ríos como puntos críticos de emisión de metano
Un pilar esencial de los estudios de HYDROCARB fue que las emisiones de gases de efecto invernadero tienen una alta variabilidad espacial. Infravalorar esta variabilidad, por ejemplo, al tomar medidas solo cerca de la presa, puede derivar en cálculos falsos de las emisiones del embalse. El proyecto llevó a cabo el primer estudio sistemático de la existencia de puntos críticos de emisión de metano y de sumideros de carbono en toda la superficie del embalse, incluidas las zonas del caudal afluente de los ríos. El caudal afluente de los ríos probablemente emita varias veces más metano que las zonas próximas a la presa.
La vida acuática actúa como un canalizador del metano
Los embalses tropicales pueden actuar como «fábricas de metano» al eliminar el CO2 de la atmósfera y devolverlo como metano, que tiene un efecto mucho mayor sobre el medio ambiente. Las plantas acuáticas, el fitoplancton y las algas absorben y fijan el CO2 a medida que crecen, pero, cuando mueren, precipitan hasta el fondo donde son digeridas por microorganismos metanótrofos del sedimento. «Descubrimos que las burbujas de metano —emitidas por ebullición— eran el canal más relevante para las emisiones de gases de efecto invernadero en la mayoría de los embalses en estudio. Por desgracia, esta ruta de emisión es la más difícil y farragosa de evaluar», señala Sobek. Los investigadores concluyeron que, si se frenara el suministro de nutrientes a los ríos y embalses, por ejemplo, mediante el tratamiento de las aguas residuales o una mejor gestión del uso de fertilizantes, las plantas acuáticas y el fitoplancton crecerían menos y, por lo tanto, suministrarían menos alimentos a los microorganismos metanótrofos. «En general, el estudio revela que las presas tropicales como fuente de energía renovable no pueden desligarse de sus costes de gases de efecto invernadero. Los datos preliminares indican que, aunque los sedimentos retenidos pueden servir como sumideros de carbono, en ningún caso pueden compensar las grandes cantidades liberadas de metano», concluye Sobek.
Fuente:
Junio, 2020