Fundación Aquae: I. INTRODUCCIÓN "EL AGUA Y LOS RETOS DEL SIGLO XXI
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
El Agua
En este número de AquaePapers, escrito por Albert Martínez Lacambra, trata sobre cuáles son los verdaderos retos en torno al agua en el siglo XXI, retos que nos deben permitir reflexionar incluso sobre la viabilidad de nuestra existencia.
El agua es fuente de vida y desarrollo. El agua es esencial para la vida del ser humano, para el crecimiento y consolidación de nuestras sociedades y para conseguir un desarrollo económico sostenible. Sin la existencia del líquido elemento es imposible el desarrollo de las civilizaciones.
1. INTRODUCCIÓN
El agua es fuente de vida y desarrollo. El agua es esencial para la vida del ser humano, para el crecimiento y consolidación de nuestras sociedades y para conseguir un desarrollo económico sostenible. Sin la existencia del líquido elemento es imposible el desarrollo de las civilizaciones.
El círculo virtuoso que vincula el agua con el desarrollo económico sostenible pasa por las infraestructuras y por la gobernanza. El agua supone un motor de desarrollo cuando se dispone de las infraestructuras necesarias, pero para que estas existan es imprescindible la gobernanza.
Gobernanza es la administración racional de la res pública. La Real Academia de la Lengua Española recoge una definición muy acertada al señalar que se trata del “arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía”.
Cuando la gobernanza funciona, un politólogo sostendría que hay estabilidad institucional, un jurista invocaría como factor relevante la seguridad jurídica o la confianza legítima, y un economista apelaría a la racionalidad económica de las decisiones. En cualquier caso, la existencia de gobernanza implica que la toma de decisiones políticas contribuye a optimizar el bienestar social.
Ante la existencia de agua en cantidad y calidad, cuando el círculo virtuoso no funciona, normalmente los fallos en la gobernanza tienden a atascar el engranaje.
Gráfico 1. Círculo virtuoso del agua y la gobernanza
Naciones Unidas (ONU) sostiene que los conflictos del agua son más un problema de gobernanza que un problema de recursos. No obstante, es lógico pensar que, si no actuamos de forma conjunta entre todos, en los próximos años el problema afectará tanto a la gobernanza como a los recursos hídricos. La sensibilidad de Naciones Unidas ante la gobernanza del agua es elocuen- te, ya que en el planeta el 40% de la población vive en cuencas transfron- terizas, es decir, junto a cauces de agua que discurren por varios países. En concreto, existen 257 cuencas transfronterizas.
Pueden enumerarse un sinfín de conflictos con el agua como elemento nu- clear. Por ejemplo, el conflicto entre Israel y Palestina, pues una parte desta- cada del agua de Israel proviene de fuera de las fronteras definidas en 1948, principalmente de Cisjordania y los Altos del Golán. O la pugna entre Egipto, Sudán y Etiopía a raíz de la construcción, por parte de este último país, de una presa en el Nilo Azul —afluente del Nilo— que le garantiza la mayor parte del caudal aportado. La situación amenazó con desembocar en un conflic- to bélico hasta que finalmente, en 2015, los tres Estados suscribieron un acuerdo. Otros casos relevantes en la historia reciente son el conflicto entre Turquía, Siria e Iraq por el agua de los ríos Tigris y Éufrates y por el efecto sobre los caudales de la presa de Ataturk; el surgido entre Mozambique y Zimbabue por el río Zambeze; y las disputas entre Mali y Nigeria en relación al río Volta.
Pero la gobernanza no solo incluye la regulación de los recursos, sino que también pasa por garantizar un uso racional del agua y disponer de las ade- cuadas infraestructuras que permitan un uso sostenible, garantizando el ac- ceso al agua potable a todos los seres humanos y la conservación de los ecosistemas.
Esa preservación de los ecosistemas debe incluir un uso ponderado y respon- sable del recurso, de manera que no se pueda permitir la sobreexplotación de los mismos poniendo así en riesgo el medio ambiente. Una vez utilizada el agua, es de suma importancia su restitución al medio con una calidad que no desequilibre el ecosistema.
En torno al agua se genera en nuestra sociedad un debate con una profun- da carga populista, a partir de posicionamientos dogmáticos que responden puramente a posiciones ideológicas carentes del más mínimo conocimiento sobre cuáles son los verdaderos retos del agua en el siglo XXI.
Presenciar estos discursos, que en muchas ocasiones se desmoronan ante un mínimo cuestionamiento intelectual, provoca estupor por la falta de rigor al
abordar la problemática del agua, omitir los problemas reales y recrearse en caducos debates propios de los dos siglos precedentes.
Es importante no perder de vista que el gran enemigo de la gobernanza es el populismo. Y si al populismo le añadimos el tuiterismo, acabamos asistiendo al más frívolo e incapaz ejercicio de la acción política que nunca habríamos imaginado.
Con el permiso del lector, procedo a definir tuiterismo: “Capacidad de enunciar una idea en 140 caracteres, sin que se precise estudio, análisis, conocimiento y reflexión, con objeto de contrastar la validez y viabilidad de la misma”.
Por tanto, cuando al populismo se le suma el tuiterismo nos sumimos en el mundo de las ocurrencias, cuyo resultado y viabilidad son absolutamente inciertos, y abandonamos el mundo de la creatividad, pues como ha dicho Valentí Pich, presidente del Consejo General de Economistas, la “creatividad debe ser medida y entendida” y, para que así sea, la propuesta debe ir prece- dida de estudio, análisis, conocimiento y reflexión.
En estas páginas se pretende objetivar cuáles son los verdaderos retos en torno al agua en el siglo XXI, retos que nos deben permitir reflexionar incluso sobre la viabilidad de nuestra existencia. Para ello este documento se estruc- tura en los siguientes apartados:
En el apartado 2, “El agua en el planeta y sus usos. La relevancia de la agricultura”, se analiza la distribución del agua en el planeta, en cuanto a las zonas de mayor escasez hídrica y la relevancia de la agricultura como elemento de subsistencia de la humanidad y, por tanto, se enfatiza sobre la necesaria racionalidad en el uso del agua y la tierra. El reto de alimentar a la humanidad en el siglo XXI pasa por el uso racional del agua, así como por el cuidado de las fuentes, es decir, ríos, lagos, lagunas y acuíferos.
En el apartado 3, “El agua en el contexto de presión demográfica en el siglo XXI”, al vector de escasez hídrica del apartado anterior se añade la presión demográfica que debe soportar el planeta en el siglo XXI. Además de la distribución geográfica del crecimiento demográfico, se reflexiona sobre las consecuencias de la población urbana y los necesarios reque- rimientos de infraestructuras para que las ciudades sean resilientes, y garanticen una vida digna para sus habitantes.
En el apartado 4, “Calentamiento global, agua y cambio climático”, se realiza una breve descripción de los efectos del calentamiento global y el
consiguiente cambio climático, elemento que, cuando lo incorporamos a la escasez hídrica y presión demográfica, nos lleva a un escenario de máxima complejidad y conducente a una inestabilidad en muchas zonas del planeta. Situaciones que nos deben hacer reflexionar sobre si lo que hacemos es suficiente o, por el contrario, ya es demasiado tarde.
En el apartado 5, “Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el agua”, Na- ciones Unidas, en la formulación de los ODS, conjuga los tres vectores de presión, vistos en los apartados anteriores: escasez hídrica, presión demográfica y cambio climático. Se enumeran cuáles son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y cuáles son las metas establecidas. El común denominador de estas metas son las infraestructuras y la gober- nanza.
En el apartado 6 se abordan las conclusiones.
Fuente:
Autor: Albert Martínez Lacambra
Setiembre 2017