Reynaldo Linares: misterio y agonía de los bosques secos del Perú

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"

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En el 2016, la revista Science, una de las publicaciones científicas más importantes del mundo, puso en portada una noticia impactante: más del 80 % de los bosques secos de Latinoamérica habían desaparecido. La preocupante cifra es el resultado de más de cinco años de trabajo de campo realizado por un grupo de 63 científicos. Uno de los responsables de esta importante investigación fue el ecólogo peruano Reynaldo Linares Palomino.

Egresado de la Universidad Nacional Agraria e investigador del Instituto para la Biología de la Conservación del Smithsonian Institute, Linares cuenta que su pasión por la naturaleza empezó de niño, mientras trepaba árboles y observaba a los animales. Está convencido de que no existen científicos a medio tiempo y que no hay mayor recompensa que la sensación de ¡EUREKA! cuando la luz aparece después de horas dedicadas a la  investigación. Mongabay Latam conversó con él para conocer cómo es la vida de un científico.

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¿Por qué eligió el camino de la ciencia?

Desde que era niño tenía un interés muy grande por toda la naturaleza y tuve la suerte de crecer en una familia con propiedades en el campo, por lo que era natural que pasemos tiempo allí. Así aprendí a observar bichos de todos los colores, formas y tamaños, y trepé por primera vez en los árboles. Creo que de alguna forma estas experiencias me llevaron, ya en la adolescencia, a inclinarme mucho por los cursos de ciencias naturales y, posteriormente, elegir la carrera de biología. Más allá de esta influencia en mi niñez, considero que la ciencia es el camino correcto para entender cómo funciona nuestro mundo y el impacto, mayormente negativo, que tenemos los humanos sobre el planeta.

¿Es difícil dedicarse a la ciencia en Latinoamérica?

Sí, es difícil y son varias sus aristas: educativas, académicas y económicas. Creo que hay una terrible falta de incentivos en los niños para ser científicos y en la universidad se enfatiza demasiado terminar la carrera con un título antes que aprender a cuestionar y formular adecuadamente una secuencia de pasos que lleven a contestar preguntas sobre la naturaleza. Además, de los pocos que llegan a ser científicos, muchos se enfrentan a un sistema de ciencia y tecnología que otorga poquísimas oportunidades y recompensas por sus logros. Conozco a muchas personas con una pasión y conocimiento increíble que podrían conseguir que avancemos mucho en nuestro conocimiento. Sin embargo, terminan dedicándose a otras actividades, alejadas de la ciencia. Pero no todo es negativo, debo reconocer que la situación que describo ha mejorado mucho últimamente y hay buenas oportunidades para atraer a científicos establecidos y para ayudar a formar a los nuevos.

¿Qué es lo mejor de ser científico?

La sensación de ¡EUREKA! que se tiene cuando comienzas a entender patrones y procesos a partir de los estudios y las investigaciones que haces. Y también la satisfacción de que este nuevo conocimiento trae nuevas y más excitantes interrogantes.

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Bosques secos de la región Apurímac, en Perú. Foto: Reynaldo Linares.

¿Cuáles son los riesgos de dedicarse a la ciencia? ¿recuerda alguna historia en especial?

No sé si es un riesgo, pero no se es científico a medio tiempo. El hacer ciencia no se restringe a un horario de oficina. Se piensa permanentemente en los estudios que se están ejecutando, si las preguntas científicas y metodologías son adecuadas, si hay datos y resultados, si los análisis son adecuados y qué significan, cómo se pueden mejorar los estudios y presentar los resultados, y muchas cosas más.

A ello se suma todo lo relacionado con gestionar la parte administrativa y logística de los estudios e investigaciones. Al final, tienes que estar dedicado todo el tiempo a ellos, incluidas noches y madrugadas, fines de semana y feriados. Si tienes familia, lograr un balance entre el trabajo y la familia se convierte en un todo un reto. Sobre todo, porque a veces el trabajo comienza a dominar todo lo demás.

¿Cómo considera que se encuentra su país en cuanto a investigación científica?

Considero que no estamos bien, hay muchas cosas que mejorar, pero existen iniciativas que prometen buenos resultados en el futuro. Creo que necesitamos interesar a más niños en la ciencia, tener universidades que formen investigadores y que estos investigadores se especialicen en las mejores instituciones del mundo con oportunidades para continuar sus investigaciones en Perú, lo que significa ofrecer instalaciones y sueldos similares a los que encontraría en el extranjero.

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Bosques secos en Talara, región Piura, en el norte de Perú. Foto: Conservamos por Naturaleza

¿Qué investigación está desarrollando actualmente?

Como ecólogo, tengo dos intereses principales. En primer lugar, la biogeografía de ecosistemas neotropicales: me interesa conocer cómo se formaron las diferentes comunidades de plantas en los Andes, por qué en algunos lugares hay más plantas que en otros. En ese sentido, colaboro con colegas de todo el mundo para, primero, registrar y caracterizar comunidades de plantas en todo el neotrópico, y segundo, analizar esa información y explicar sus causas. Mi enfoque principal se sustenta en los estudios en bosques secos, pajonales andinos y bofedales de la red DryFlor (www.dryflor.info), el programa BMAP (bmap.pe) y el círculo de investigación DinaFor (UNALM-UNMSM).

Mi segundo interés es la ecología de la restauración: saber cómo reaccionan los ecosistemas, principalmente las plantas, ante diferentes tipos de impactos, ya sean naturales u ocasionados por el hombre. Me interesa conocer qué características se deben cumplir para que un ecosistema que esté degradado pueda volver a funcionar de manera normal. Este estudio también lo realizo en bosques secos, pajonales andinos, bosques montanos, desiertos y bofedales a través del programa BMAP.

¿Quién es el científico que más lo inspira y qué le diría si pudiese hablar con él?

Neil deGrasse Tyson. Me parece espectacular la forma en que logra transmitir el conocimiento científico a todo tipo de público, con argumentos y evidencia bien fundamentada. Si pudiese hablar con él, me gustaría conversar sobre cómo consiguió dar el salto del campo meramente científico, que puede ser una zona de confort, hasta el activismo extremo para que la ciencia sea popular. Creo que el poder traducir nuestra ciencia a un público diferente a nosotros es algo en lo que no tenemos experiencia ni entrenamiento.

Arbusto característico de los bosques secos peruanos. Foto: Reynaldo Linares.

¿Qué le diría a un joven que quiere dedicarse a la ciencia?

Que le costará sangre, sudor y lágrimas llegar a una posición donde pueda seguir sus propias ideas e intereses. Se requiere de perseverancia, dedicación y mucho estudio. Pero tienes una gran satisfacción al saber que estas contribuyendo a entender un poco más cómo se estructura y funciona nuestro mundo natural, y que puedes ayudar a solucionar algunos de los problemas que enfrentamos ahora. Claro que nada se compara a cuando vez tu nombre por primera vez en una revista internacional.

¿Cuál ha sido la escena, el momento o instante inolvidable para usted?

Los positivos fueron cuando logré el doctorado, cuando tuve en mis manos la primera publicación liderada por mí y cuando publicamos un artículo en Science. El más triste fue la primera vez que entendí lo que le estamos haciendo como seres humanos al planeta y sus consecuencias para nuestros descendientes.

Aquí algunas de sus investigaciones:

Contribución a la flora vascular y vegetación de los valles secos interandinos de los ríos Torobamba (Ayacucho) y Pampas (Apurímac), sur del Perú

Plantas vasculares de los bosques secos del Torobamba y Pampas

Huancavelica & Ica – Plantas vasculares de los Andes occidentales

El ecosistema de manglar en Perú

FUENTE: 

POR YVETTE SIERRA PRAELI

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06 ENERO 2018

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