Los mejores defensores del agua son las localidades y sus ciudadanos
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
¡REFLEXIONES!
Octavo Principio
Los mejores defensores del agua son las localidades y sus ciudadanos
Los mejores defensores del agua son las localidades y sus ciudadanos
Las administraciones locales -que no las empresas privadas, las tecnologías prohibitivas o inclusive el gobierno- son la mejor garantía de protección del agua. Los únicos que pueden hacerse una idea del efecto acumulado de la privatización, la contaminación, la extracción y el desvío de las aguas de una localidad, son sus ciudadanos. Son los únicos que conocen los efectos de las pérdidas de empleo o de las granjas debido a que las grandes empresas toman las riendas o desvían el agua para usarla en lugares lejanos. Hay que comprender que los ciudadanos y las localidades en las que residen, son los “guardianes” en primera línea de los ríos, lagos y de los sistemas de los cuales dependen su vida y sus quehaceres.
Para que las soluciones a la escasez sean asequibles, sostenibles y justas, deben de inspirarse y fundamentarse en las localidades. Los proyectos de saneamiento que funcionan, a menudo se deben a organizaciones ecológicas y cuentan con la intervención de todos los niveles de gobierno, y hasta a veces con donativos privados. Pero estos proyectos no serán viables o sostenibles si no van guiados por el sentido común y la experiencia de las comunidades locales.
En las regiones donde escasea el agua, se están volviendo a considerar con cierta urgencia el recurso a las tecnologías indígenas ancestrales, tales como el compartir el agua y sistemas de captación de la lluvia, que habían sido abandonados para abrazar las nuevas tecnologías. En algunas regiones, las gentes del lugar se han responsabilizado enteramente de las canalizaciones y han establecido fondos a los que deben de contribuir los consumidores de agua. Estos fondos se utilizan para abastecer a toda la comunidad.