Lirio acuático: la planta invasora que pone en riesgo los lagos de México

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

Lagos y Lagunas

El lirio acuático cubre 142 de las 1,700 hectáreas de superficie de la Laguna de Tecocomulco, pero con el vaivén del agua puede extenderse hasta 300 hectáreas. Foto: Uriel Gámez.

  • El lirio acuático llegó a México a finales del siglo XIX. Se cree que un político estadounidense la introdujo en el país como planta de ornamento y que la esposa del presidente Porfirio Díaz fue la primera en liberarla en los canales de Xochimilco.

  • Esta planta invasora se extiende y reproduce velozmente, impidiendo el paso de luz y acabando con el oxígeno en el agua. Más de 300 lagos y lagunas están infestados con esta planta, mientras que algunos proyectos, en intentos de remediación de los ecosistemas, retiran semanalmente varias toneladas de lirio.

Desde una lancha de color verde, Isidoro Hernández imagina un futuro sin la Laguna de Tecocomulco. “No nos gustaría que se secara, nosotros también nos iríamos con los animales que se murieran”, dice. Su pequeña embarcación flota en medio de plantas que  parecen inofensivas e incluso se miran atractivas con sus flores color violeta.

El hombre de más de 60 años cuenta que, desde 1999, la laguna ubicada en el estado de Hidalgo, en el centro de México, ha mantenido sus niveles de agua, pero hace siete años una preocupación llegó a las comunidades que dependen de ella. Su inquietud la desató la presencia del lirio acuático (Eichhornia crassipes), planta exótica e invasora que hoy ocupa casi el 10 % de la laguna; es como si el cuerpo de agua estuviera cubierto por una lámina flotante de color verde y destellos morados. Las raíces que sostienen esa alfombra vegetal pueden alcanzar hasta los dos metros.

De la Amazonía a los lagos de México

Existen varias versiones sobre cómo fue que el lirio acuático, una planta originaria de la Amazonía, llegó a México.

Desde su laboratorio en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el biólogo Agustín Quiroz Flores, investigador del Instituto de Biología, explica que ciudadanos brasileños llevaron unos ejemplares de la flor del lirio acuático a Nueva Orleans, en Estados Unidos, para ofrecerla como planta de ornamento en una exhibición de horticultura en 1884.

“A uno de los personajes de la política estadounidense le agradó esta planta, se la llevó y ahí empezó una cadenita. Actualmente es la maleza acuática más pavorosa que existe. Hay otras, pero esta es la más agresiva”, dice Quiroz.

En el artículo “Lirio Acuático, ¿una planta nativa de México?”, la ingeniera química Diana Vázquez relata que la especie llegó a los lagos del Valle de México en 1889. En su texto, Vázquez cita el informe Chinampas del Distrito Federal, presentado en 1912 por el director general Miguel Santa María, director general de Secretaría de Fomento. La chinampa es un sistema artificial de cultivo construido en zonas donde el agua es el principal recurso natural presente en el medio. Se edifica con el fin de cultivar plantas, verduras y hortalizas para el autoconsumo y el mercado local.

Lirio acuático en la Laguna de Tecocomulco, en el estado de Hidalgo. Foto: Uriel Gámez.

La expansión del lirio acuático en México incluso se ha asociado a una acción de la propia presidencia del país. En diversos textos, uno de 1950 y otro de 1967, se menciona que la esposa del general Porfirio Díaz, Carmen Romero Rubio, fue una de las personas que contribuyó a la introducción del lirio acuático en 1897, “existe una fotografía que la muestra depositando esta planta en los canales de Xochimilco con el fin de embellecerlos”.

Más de 100 años después, la presencia de la planta amazónica en los cuerpos de agua mexicanos se ha convertido en un problema.

No existen datos precisos, pero las estimaciones de expertos, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y la organización Agua Asociación Civil, coinciden en que cerca de 70 mil hectáreas de cuerpos de agua mexicanos están afectados por la presencia del lirio acuático. De acuerdo con los expertos, esto genera problemas para las especies que habitan los embalses mexicanos, tanto para la flora como para la fauna. Además, su presencia en la hidroeléctrica Peñitas, en Chiapas, también provoca problemas en la operación de las turbinas para la generación de electricidad.

El lirio acuático se expande con facilidad en los cuerpos de agua. Foto: Uriel Gámez.

Un “adorno” problemático

En la Laguna de Tecocomulco, los problemas con el lirio acuático comenzaron en 2007 y se han intensificado  con los años.

Los integrantes de la comunidad San Miguel Allende recuerdan que un habitante de la zona llevó un ejemplar de lirio y lo colocó como adorno en la laguna del Puerco, ubicada a 27 kilómetros de la de Tecocomulco. “En una tempestad que cayó, [la presa] se desparramó y la arrastró. Esa agua desemboca aquí en la laguna [de Tecocomulco]. Para que se viera bonita la pusieron allá, sin saber el daño que iba a ocasionar (…) Nunca pensaron cómo se extiende, el lirio día con día va creciendo, se expande”, dice Rufino Flores, un habitante de la comunidad.

Esa misma versión la cuenta Uriel Martínez, jefe del Proyecto de Restauración Ecológica de la Laguna de Tecocomulco de la Secretaría de Medio Ambiente de Hidalgo. Desde 2019, el biólogo egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) se ha dedicado a estudiar las condiciones de la laguna y actualmente está al frente de un proyecto para retirar el lirio del lugar.

Habitantes de las comunidad vecinas a la laguna temen que el lirio deseque la laguna, por la cantidad de agua que consume. Foto: Uriel Gámez.

A bordo de una lancha que avanza con complicaciones entre los manchones de la planta, Martínez explica que el lirio acuático representa un riesgo para las más de 100 especies de flora y fauna que se encuentran en la laguna. “El lirio empieza a tapar [la laguna], cuando empiezan a aparecer estos manchones más grandes de la planta es una situación más complicada ya que suele acaparar el oxígeno concentrado en el agua, lo cual causa una mortalidad importante de peces y de otras especies importantes para el consumo de los habitantes”.

Sus extensas raíces también afectan la vida subacuática, incluso cambia las dinámicas de supervivencia de otras plantas, como las carnívoras, pues les restan luz y oxígeno. El lirio evita que las carnívoras desplieguen sus mecanismos de defensa, lo que las pone en riesgo de desaparecer, explica el doctor Quiroz Flores, quien ha estudiado las condiciones de la laguna desde 1973.

Un poblador de la zona muestra las extensas raíces del lirio acuático. Foto: Uriel Gámez.

Los impactos de la desatención

En una de las orillas de la laguna, seis hombres, algunos a bordo de lanchas y otros en tierra, trabajan con bieldos [instrumento de labranza parecido al rastrillo] en el retiro de lirio acuático. De acuerdo con el informe Mejora en el Manejo de Plantas Acuáticas Exóticas Invasoras del IMTA, en un mapeo realizado en 71 cuerpos de agua mexicanos se detectaron 42 especies, de las cuales 9 son exóticas invasoras, 1 exótica, 27 nativas con comportamiento de invasoras y 5 nativas. La de mayor presencia es el lirio acuático, pues está presente en casi todos los cuerpos de agua estudiados.

En Tecocomulco, el problema se acentuó durante los últimos años por  la falta de acciones de autoridades federales, estatales y locales para contener su expansión. De acuerdo con los habitantes y trabajadoras de la zona, fue hasta esta administración federal que hubo un acercamiento con la comunidad para trabajar en la solución al problema. El 17 de mayo pasado, las autoridades estatales iniciaron con el retiro de la maleza de manera manual y utilizando maquinaria.

Los integrantes de la comunidad ribereña trabajan en el retiro manual. Lo hacen en turnos de ocho horas, por una paga de 1300 pesos a la semana (aproximadamente 63 dólares), que les da el ayuntamiento. Están muy interesados en que se retire el lirio porque, aseguran, han sido ellos los más afectados en sus actividades productivas como la pesca, la cacería de algunas especies, que realizan bajo autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y la cría de rana. También ven riesgos para sus cultivos y para el suministro de agua de la zona.
Rufino Flores, uno de los ribereños, cuenta que aunque la pandemia no interfirió con la cacería de aves migratorias en 2021 —cuya temporada está establecida en la Ley General de Vida Silvestre—, sí lo hizo la presencia del lirio. Además de obstruir el paso de las lanchas, aumentó la mortalidad de aves que al sumergirse quedaban atoradas entre sus raíces. “Los cazadores no se podían meter. Ya esta temporada, bendito sea Dios, pudimos entrar un poquito más a la laguna”.

El dinero que obtienen por la cacería es una fuente de ingresos extra para los ribereños, quienes en su mayoría se dedican al campo. Cada semana llegan grupos de hasta 20 cazadores y cada uno les paga 500 pesos (unos 25 dólares) por adentrarlos en la laguna. Al ser una actividad regulada, también deja recursos importantes destinados a la conservación de la vida silvestre, a través del pago de los cintillos (permisos de cacería) a la Unidad de Manejo para el Aprovechamiento de Vida Silvestre (UMA).

Pobladores trabajan en el retiro del lirio de la laguna. Foto: Uriel Gámez.

La diversidad de flora y fauna también es aprovechada por restaurantes de San Miguel Allende. Ranas, carpas y acociles (langostas de río) están incluidos en sus menús. En la extensión del espejo de agua que alcanza las 1700 hectáreas es común ver zonas delimitadas y habilitadas como criaderos, los cuales también están amenazados por la presencia de lirio, el cual compite con los peces por el oxígeno.

También ha habido impacto para el turismo en la zona. “Muchos [habitantes y turistas] se dan cuenta que los recorridos ya no son como antes. Por ejemplo, si habláramos de la vuelta pequeña a la laguna, los recorridos se han acortado”, cuenta Uriel Hernández, uno de los lancheros.

Uno, dos, tres, cinco, diez, mil, veinte mil plantas. La capacidad de reproducción del lirio hace posible que su volumen se duplique de un día para otro, dice Ernesto Favela, investigador del Departamento de Biotecnología de la Unidad Iztapalapa de la UAM.

La presencia del lirio en la laguna afecta, entre otras cosas, las actividades turísticas en el lugar. Uriel Gámez.

Todos los días, los ribereños de San Miguel Allende extraen hasta 21 toneladas de lirio acuático de la Laguna de Tecocomulco. Es una labor que requiere tiempo. Los que están en las lanchas acercan las plantas a la orilla, donde otras personas esperan con sus bieldos para levantarlas. No es una tarea fácil, el 80 % de la planta es agua, lo que incrementa su peso y hace complicado su arrastre, el cual realizan a través de tractores y camionetas.

La capacidad de absorción de agua que tiene el lirio acuático es otra preocupación de la comunidad ribereña. Temen que su presencia termine por secar la laguna, una amenaza que no es nueva en el lugar que también sufre por temporadas de sequía y la extracción de agua para las actividades agrícolas.

Desde su declaración como propiedad nacional, en 1929, la laguna de Tecocomulco, ubicada en la región hidrológica número 26 del Río Pánuco, abastece del agua  a comunidades de al menos cinco municipios hidalguenses. Los integrantes de la comunidad de San Miguel Allende acusan que de aquí también depende una cervecera ubicada en el municipio de Irolo.

“Quieren hacer más pozos, venir y vender el agua hasta Pachuca, llevársela más lejos. No nos ayudan a limpiarla pero sí quieren beneficiarse, eso no se vale”, dice Rufino Flores.

El lirio acuático que fue retirado de la laguna. Foto: Uriel Gámez.

Posibles soluciones

La proliferación de lirio acuático en los cuerpos de agua mexicanos ha representado un desafío para las autoridades. En su informe Mejora en el manejo de Plantas Acuáticas Exóticas Invasoras, el IMTA da cuenta de distintas estrategias para su control. Una de ellas es la implementada en la Presa Colorines, en el Estado de México. En 2015, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) logró la restauración del espejo de agua, sin embargo, ante el resurgimiento del problema, establecieron un programa para monitorear la presencia del lirio acuático.

“Hay control físico: las lanchitas cosechadoras y trituradoras. Hay control químico, con herbicidas. Hay control biológico, utilizando sobre todo insectos del género Neochetina. Han tratado de mejorar la propuesta”, explica el biólogo Agustín Quiroz Flores, investigador del Instituto de Biología de la UNAM.

El control biológico al que se refiere el científico se implementó en 1990 en infraestructura destinada al riego. El esquema no sólo permitió la reducción del lirio en los distritos de riesgo, también permitió mantenerlo bajo control, según el informe Control biológico del lirio acuático en México: primera experiencia exitosa con neoquetinos en distritos de riego, elaborado por el IMTA.

 
 

Su eficacia y eficiencia para reducir el lirio se constató en todos los cuerpos de agua. De igual forma, se demostró que se puede evitar la reinfestación del lirio, incluso por 16 años continuos.

“De esta manera, el control biológico del lirio acuático se erige como la única opción para resolver el problema en el ámbito nacional en forma rentable y con enormes beneficios colaterales para la sociedad en su conjunto”, dice el documento.

El lirio acuático es una planta que acumula mucha agua. Foto: Uriel Gámez.

A diferencia de lo ocurrido en los distritos de riego, las características de la laguna, en cuanto a su biodiversidad e importancia hidrológica, hacen necesario que cualquier acción a implementar cuente con la aprobación de una Manifestación de Impacto Ambiental por parte de la Semarnat, según lo explica el biólogo Uriel Martínez.

“[Nosotros] ya contamos con la autorización ambiental, pero rigen ciertos condicionantes, no podemos utilizar cualquier cosa, por ejemplo, no podemos meter glifosato u otros herbicidas. No podemos meter algún controlador biológico porque no tenemos la forma de estimar qué tan impactante puede ser para el resto de las especies que aquí habitan”, detalla el experto.

Las posibilidades de control del lirio en la laguna de Tecocomulco se reducen por distintos motivos: este cuerpo de agua es el último remanente vivo del sistema lacustre de la Cuenca del Valle de México; alberga especies en peligro de extinción y con estatus de protegidas; es lugar de nidificación de aves acuáticas y terrestres, tanto migratorias como mexicanas y, desde 2003, está incluida dentro de la lista de humedales considerados de Importancia Internacional como parte de la convención Ramsar.

La competencia por el oxígeno del agua pone en peligro a peces, ranas, patos e incluso otras plantas subacuáticas de la laguna. Foto: Uriel Gámez.

El ajolote (Ambystoma mexicanus), el pato real (Chairina moschata) y la rana leopardo de Moctezuma (Lithobates montezumae) son algunas de las especies en peligro de extinción que alberga la laguna. También habitan aves protegidas como el pato mexicano (Anas diazi), el pato golondrino (Anos acutatzitzihoa) y el pato boludo (Caythia affinis). Todas ellas están incluidas dentro del listado de especies y poblaciones prioritarias para la protección de la Semarnat.

Es más, de acuerdo con el criterio 4 de la certificación Ramsar, en la laguna hay 48 especies de aves terrestres, de las cuales 27 son residentes, 20 migratorias de invierno y una migratoria de verano. Para evitar dañarlas en los trabajos de limpieza en la laguna, una brigada recorre la superficie para verificar que no haya zonas de anidación ni especies de flora y fauna que pudieran resultar afectadas. En caso de encontrarlas, todas ellas son reubicadas en otros espacios de la misma laguna.

Por ahora, lo que se realiza en tecocomulco es la trituración de la planta. Ese proceso comprende varias etapas: la máquina pasa varias veces por las superficies más infestadas, una vez molida la hierba esta es retirada y llevada a un centro de depósito.

Máquinas trituradoras se utilizan para evitar la expansión del lirio en los cuerpos de agua. Foto: Uriel Gámez.

La  técnica de trituración enfrenta críticas sobre su impacto. El ingeniero Ernesto Favela señala que con esta acción se liberan sustancias que podrían impactar la calidad del agua. Además, los sedimentos que deja el triturado podrían extender su reproducción y complicar su control.

El biólogo Uriel Martínez, por su parte, considera que no se provoca ningún impacto a la laguna, ya que los desechos que genera la trituración no tienen efectos sobre la composición del cuerpo de agua.

“Tenemos un programa de vigilancia ambiental y cada determinado periodo de tiempo realizamos muestreos de calidad del agua para evaluar qué tanto puede tolerar o si requiere que hagamos otro tipo de medidas para disminuir ese impacto”, aclara Martínez.

Para poder sacar el lirio de la laguna, los pobladores se auxilian de tractores. Foto: Uriel Gámez

La vía sustentable… ¿es posible?

Una postal tomada desde el espacio el 2 de septiembre de 2020 por el Observatorio de la Tierra de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) muestra la dimensión del problema que se vive con el lirio acuático. Por ejemplo, entre 2010 y 2020, la presencia de esta planta se extendió hasta ocupar el 61 % de la reserva de Valsequillo, en el estado de Puebla en México. Una situación que el Observatorio detectó en otros 20 cuerpos de agua de zonas tropicales alrededor del mundo.

A pesar de esto, en la problemática del lirio acuático no todo son “malas noticias”, afirma la NASA en su reporte Invasión Global del Lirio Acuático. La planta tiene un potencial importante para la limpieza de agua contaminada, pues absorbe los nutrientes que provocan su polución. Así lo comprobaron los investigadores al calcular la cantidad de nutrientes en embalses de Sudáfrica y Brasil. El lirio absorbió entre 60 % y 80 % de la carga anual de contaminantes. Pero su efectividad depende del nivel de contaminación del cuerpo de agua. En el caso de la presa de Valsequillo no hubo éxito.

Para el doctor Quiroz Flores, la capacidad de supervivencia del lirio acuático a condiciones extremas lo hace también un candidato para su aprovechamiento en el tratamiento de aguas. Este es un experimento que, según dice, tiene al menos ocho décadas de estudios.

El gran problema es que controlar su expansión es tan complicado que aún se discute esta posibilidad.

El Observatorio de la Tierra de la NASA capturó el crecimiento del lirio acuático en la laguna de Valsequillo, Puebla. La presencia de la planta en el cuerpo de agua se mira en rojo en estas imágenes.

Photo Credits: Before NASA Observatorio de la Tierra After NASA Observatorio de la Tierra

Desde el siglo pasado los gobiernos mexicanos han buscado todo tipo de soluciones a la problemática del lirio acuático en los embalses del país. En 1976, en los canales de Xochimilco, Ciudad de México, las autoridades introdujeron cuatro manatíes del Río Grijalva, en un intento por frenar la expansión del lirio por sus canales. Así lo recuerda el doctor Quiroz Flores.

“Alguien de manera empírica dijo: ‘Si en Brasil el manatí come lirio, vamos a traer manatíes aquí a Xochimilco’. Los manatíes empezaron a comerse lirio acuático, pero cuando llegó el invierno empezaron las heladas, con temperaturas de 1 o 2 grados centígrados y los animales se murieron”, recuerda.

Hoy, las propuestas para poner freno a la expansión de esta planta avanzan hacia la sostenibilidad. A un costado de la pista de canotaje de los canales de Xochimilco, en la Ciudad de México, el mismo punto donde fueron depositadas las primeras plantas hace poco más de un siglo, está el Centro de Investigaciones Biológicas y Acuícolas de Cuemanco (CIBAC).

En los canales de Xochimilco, el lirio acuático también está presente. Foto: Uriel Gámez

Allí, el doctor Ernesto Favela, investigador del Departamento de Biotecnología de la Unidad Iztapalapa de la UAM, impulsó un proyecto para aprovechar el lirio acuático y convertirlo en un insumo para la agricultura y la generación de energía. Desde 2019 y hasta abril de este año, el ingeniero mantuvo en funcionamiento una biorrefinería, en la que cada semana procesaba hasta dos toneladas de lirio acuático para transformarlo en nanocristales, enzimas, composta y biogás.

“Aquí en Xochimilco, y me imagino que en todo el país, le puedes dar tres destinos al lirio acuático. El más barato es tirarlo a la orilla del agua, pero se crean montañas de lirio que se van a pudrir y eso no es negocio”, comenta. Una segunda opción, dice, es la que realizan en Xochimilco: una parte la entregan para uso como abono en las chinampas, pero el problema es que hay tanto lirio que no es posible repartirlo todo. “El tercer destino, que está más o menos bien, es que llenan camiones y los llevan a centros de depósito”.

El potencial del lirio acuático como fertilizante agrosostenible se gestó en las instalaciones del CIBAC. Allí todavía está dispuesta la maquinaria a través de la cual, Favela y su equipo llevaban a cabo el escurrimiento y la trituración de la planta para su transformación en composta y lombricomposta, las cuales cumplen con las especificaciones de la Norma Oficial Mexicana.

El doctor Ernesto Favela, investigador del Departamento de Biotecnología de la Unidad Iztapalapa de la UAM. Foto: Bianca Carretto.

El proceso completo para transformar la fibra de lirio en fertilizante toma dos meses. “No sustituye a la tierra, es un aditivo… El problema del lirio es nacional, es grande, tenemos que hacer un proyecto a gran escala”, explica Favela.

Pero esta no es la única propuesta. En el país ya hay otros esfuerzos para aprovechar esta planta invasora y uno de ellos lo desarrolló la empresa Temas, Servicios y Productos Ambientales. Después de 15 años de investigación desarrolló una técnica para aprovechar la capacidad absorbente del lirio en derrames de hidrocarburos y la eventual liberación de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

A pesar de los avances en su control y aprovechamiento, la proliferación del lirio acuático no para. Por ejemplo, la Presa Peñitas, una de las cuatro que controla la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en el Río Grijalva, Chiapas, es otro ejemplo de sus afectaciones económicas. En los últimos tres años la empresa estatal ha invertido 60 millones de pesos (más de 3 millones de dólares) en medidas para contener su expansión y evitar problemas con la generación de energía hidroeléctrica.

“[El lirio] empieza a invadir las áreas hasta llegar también a afectar la obra de toma de las plantas hidroeléctricas y afecta su producción. Hasta ahora no [hemos parado] porque inmediatamente hemos estado buscando la solución para el desalojo y el aprovechamiento del lirio”, dice Carlos Morales Mar, director de Operaciones de la CFE y comisionado de presas del río Grijalva.

La composta que elaboran investigadores del CIBAC cumple con lo estipulado en la Norma Oficial Mexicana en materia ambiental. Foto: Uriel Gámez.

El año pasado, personal de la CFE y otras dependencias federales retiraron 27 mil metros cúbicos de lirio acuático de la presa, el cual ha sido aprovechado para su uso como composta dentro del programa gubernamental Sembrando Vida, el cual consiste en la siembra de árboles maderables y frutales en zonas con altos índices de pobreza y marginación.

De acuerdo con el ingeniero Favela, ante el enorme volumen de lirio acuático en los cuerpos de agua mexicanos, lo central es buscar cómo hacer productos útiles y que resulten rentables.

Si bien han existido esfuerzos para erradicar al lirio acuático, la constante es que en todos ellos hay un resurgimiento de la problemática. Tanto los científicos como las autoridades consultadas en este reportaje coinciden en que, por ahora, no hay otro camino que mantener un monitoreo permanente e implementar estrategias encaminadas al control y aprovechamiento de esta planta que en México se convirtió en una de sus peores “malezas”.

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Septiembre, 2022

Lagos y Lagunas